Ciudad del Vaticano (Lunes, 01-06-2015, Gaudium Press) La Iglesia destina el domingo siguiente al de Pentecostés para conmemorar a la Trinidad Santísima. Siendo esa la solemnidad, el Papa Francisco dedicó a este tema la meditación previa al rezo del Ángelus, ayer, en la Plaza de San Pedro.
«La Trinidad es el misterio de amor del Dios Vivo… Jesús nos ha enseñado este misterio. Y cuando, resucitado, mandó a los discípulos a evangelizar a todos los pueblos les dijo que los bautizaran ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’ «, recordó el Pontífice al inicio de sus palabras, aludiendo al Evangelio del día de San Mateo, en el que el Señor envía a los apóstoles a hacer discípulos en todas las naciones, bautizándolos.
Obelisco en la Plaza de San Pedro, Roma |
De la contemplación del sublime misterio de la Trinidad, al que convocaba la liturgia del día, el Papa pasa a la aplicación ‘social’ de su contemplación: La Trinidad, misterio «del cual provenimos y hacia el cual vamos, renueva la misión de vivir la comunión con Dios y de vivir la comunión entre nosotros, según el modelo de la comunión divina. No estamos llamados a vivir los unos sin los otros, por encima o en contra de los otros, sino los unos con los otros, por los otros y en los otros, lo que significa acoger y testimoniar concordes la belleza del Evangelio… En pocas palabras se nos confía la tarea de edificar comunidades eclesiales que sean cada vez más familia, capaces de reflejar el esplendor de la Trinidad y de evangelizar, no sólo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios, que habita en nosotros».
La contemplación del misterio divino de la Trinidad nos recuerda igualmente «el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal». Dios-Trinidad es la meta de nuestra peregrinación terrena. Siendo así, el Papa invitó a «mantener siempre elevado el tono de nuestra vida, recordando para qué fin, para qué gloria existimos, trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a cuál inmenso premio estamos llamados». El misterio de la Trinidad «abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo», dijo el Pontífice invitando a los miles de personas en la Plaza de San Pedro a persignarse junto a él.
Siendo ayer el último día de mayo, dedicado a la Virgen Mdre, el Pontífice recordó que nadie más que Ella conoció el misterio de la Trinidad. Pidió a la Virgen que «nos guíe de la mano» hacia la Trinidad, y que ayude a la Iglesia a ser cada vez más misterio de comunión y comunidad hospitalaria.
Con información de Radio Vaticano
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