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"Cuanto más me honréis, más os bendeciré": se prepara fiesta mundial del Niño Jesús de Praga

Redacción (Martes, 02-06-2015, Gaudium Press) Se le conoce como el «Pequeño gran Rey», «El Niño Milagroso» y el «Divino Infante», este es el Niño Jesús de Praga; una de las devociones a la infancia de Jesús más difundidas en el mundo. Su fiesta se celebrará en varios países el próximo 7, primer domingo del mes de junio, como es la tradición, en otros lugares su conmemoración ocurrió el 1º de junio.

De rosto sereno y amable, que expresa inocencia y ternura, y quien bendice con su mano derecha y con la izquierda sostiene el universo -representado en una espera dorada-, la imagen del Niño de Praga es una fiel representación de Jesús Niño Rey del Universo.

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Venerada imagen del Niño Jesús de Praga custodiada por María y José – Santuario del Niño Jesús de Praga.

De acuerdo con la tradición, se dice que la efigie procede de España y fue elaborada por un artista desconocido en la segunda mitad del siglo XVI. Una leyenda cuenta que la estatuilla fue elaborada por un monje, fray José de la Santa Casa, a quien milagrosamente se le apareció el Niño Jesús, y que fue el propio Pequeño quien le posó para que esculpiese la imagen.

Lo que se sabe, de acuerdo con los datos históricos, es que la efigie llegó a Praga procedente de España en el año 1556 de manos de la Duquesa María Manríquez de Lara, quien estaba casada con Vratislav de Pernstejna, y dio como regalo de bodas a su hija, Polyxenia de Lobkowicz, la preciosa figura. Otra leyenda dice que la imagen era incluso propiedad de Santa Teresa de Jesús, quien tenía gran fervor por el Divino Infante -prueba de ello es la propagación de su devoción por todas las casas del Carmelo- dando la imagen como regalo a una amiga cuya hija se casaría en Praga.

Lo cierto es que la hija de la duquesa, hacia 1628, dona la pequeña imagen al Monasterio de los Carmelitas Descalzos en Praga -Iglesia de Santa María la Victoria, actual Santuario del Niño Jesús-, que por entonces pasaba por varias penurias económicas. Al presentárseles a los religiosos, Polyxenia les dice: «Aquí les traigo el objeto de mi mayor aprecio en este mundo. Honrad y respetad al Niño Jesús y nunca os faltará lo necesario».

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Iglesia Santa María de la Victoria – Praga.

En efecto los Carmelitas hicieron caso a estas palabras y de inmediato sitúan la imagen en la capilla del noviciado para que los jóvenes estudiasen las virtudes del Niño Jesús. Poco tiempo después, en 1631, los Sajones ocupan Praga y los Carmelitas se ven obligados a dejar el Monasterio, así como la hermosa estatua del Pequeño Rey, que muy pronto sufriría las consecuencias de los saqueos perdiendo sus manos.

Hacia el 1637, cuando vuelve la paz a Praga, los Carmelitas regresan a su monasterio siendo hallada la efigie del Niño Rey por parte del Padre Cirilo de la Madre de Dios, quien un día en oración frente a ella siente que le dice: «Tened piedad de mí, y tendré misericordia de ti. Dame las manos y yo os daré la paz. Cuanto más me honréis, más os bendeciré».

Poco tiempo después, y con algunas dificultades, el Padre Carmelita logra restaurar las manos del Niño, quien de inmediato empieza a dar grandes bendiciones al Monasterio, a la población local a Praga, propagándose su devoción por Europa y luego por el mundo entero, especialmente en varios países de América Latina y en Filipinas, donde el culto al Santo Niño es muy popular.

En el año 1655 la estatua es coronada solemnemente por el entonces Obispo de Praga, hecho que se recuerda cada año en su santuario. En 2009 recibe la visita del Papa Benedicto XVI quien oró de la siguiente manera al Niño Jesús:

Señor Jesús,
te vemos niño
y creemos que eres el Hijo de Dios,
hecho hombre por obra del Espíritu Santo
en el seno de la Virgen María.

Como en Belén
también nosotros con María, José,
los Ángeles y los pastores
te adoramos y reconocemos
como único Salvador nuestro.

Te hiciste pobre
para hacernos ricos con tu pobreza:
concédenos no olvidarnos nunca
de los pobres ni de ninguna persona que sufra.

Protege a nuestras familias,
bendice a todos los niños del mundo
y haz que reine siempre entre nosotros
el amor que nos has traído
y que hace la vida más feliz.

Concédenos a todos, ¡oh Jesús!,
que reconozcamos la verdad de tu Nacimiento
para que todos sepan
que has venido a traer
a toda la familia humana
la luz, la alegría y la paz.

Tú que eres Dios y vives y reinas con Dios Padre,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Nota relacionada:
La milagrosa imagen del Niño Jesús de Praga

Con información de pragjesu.cz y portalcarmelitano.org.

 

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