Buenos Aires (Sábado, 20-06-2015, Gaudium Press) El Obispo de Cruz del Eje, Argentina, Monseñor Santiago Olivera, viajará a Roma desde el domingo 21 de junio para informarse de primera mano sobre los avances de la causa de la venerable María Antonia de Paz y Figueroa, la cual espera el estudio de un posible milagro que podría permitir su beatificación.
Imagen de Mamá Antula en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad de Buenos Aires, Argentina. Foto: Caminos Culturales. |
El prelado permanecerá en Roma hasta el día 25 de junio, cuando se llevará a cabo la reunión de la Junta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos que evaluará el posible milagro. De reconocerse las condiciones inexplicables del suceso, el caso será remitido al estudio de teólogos, Obispos y Cardenales, quienes elaborarán un concepto sobre la posible intercesión milagrosa de la Venerable que permitiría al Santo Padre certificar la autenticidad del milagro y su condición como señal de Dios para llevar a «Mamá Antula» a los altares.
La Venerable María Antonia de Paz y Figueroa, llamada cariñosamente «Mamá Antula» por el pueblo argentino, nació en 1730 en Santiago del Estero, Argentina, y dedicó su vida al servicio de Dios como laica consagrada. Portando una túnica negra (a la usanza de la época para esta vocación) se dedicó con esmero a apoyar el ministerio de los sacerdotes, en particular la organización de retiros espirituales según la espiritualidad de San Ignacio de Loyola.
Cuando los Jesuitas fueron expulsados del país en 1767, Mamá Antula prosigue este apostolado vinculando sacerdotes a la dirección de los ejercicios y caminando descalza por los pueblos y ciudades para invitar a los fieles a participar y tener una oportunidad de conversión y profundización de la fe. Caminó de este modo 1400 kilómetros hasta Buenos Aires, donde debe afrontar dificultades para obtener los permisos para su apostolado, pero donde posteriormente dan frutos abundantes.
La Venerable es autora de numerosas cartas que se han reproducido en varios idiomas por su valor espiritual y es también quien llevó a Argentina la devoción a San Cayetano, notable en el país, a quien los fieles piden intercesión para obtener el trabajo y el pan de cada día. Mamá Antula falleció en 1799 a la edad de 69 años y sus restos se conservan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad de Buenos Aires.
Con información de AICA.
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