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Ciudad del Vaticano (Lunes, 22-06-2015, Gaudium Press) Como de costumbre, el Papa Francisco durante la Misa matutina que celebró el viernes en la Casa Santa Marta, hizo una homilía para los que van a la Capilla.
Las palabras del Papa este viernes 19, fueron una reflexión a propósito del Evangelio del día, cuando Jesús dice a los discípulos: «Donde está tu tesoro, ahí estará también tu corazón». El Papa indicó a los presentes que «No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la podredumbre los corroen y los ladrones arroban y roban, sino acumulad para vosotros tesoros en los cielos».
Las riquezas acumuladas para sí están en el origen de las guerras, de las familias destruidas y de la pérdida de dignidad, sería el resumen de las palabras del Pontífice.
En la reflexión inicial, Francisco recuerda que, con la acumulación exagerada, el riesgo de tornarse esclavo de las riquezas es alto: «Al final, esas riquezas no dan la seguridad para siempre».
La riqueza bendecida hace santos
El Papa Francisco reconoce que «acumular es una característica del hombre» y «hacer las cosas y dominar el mundo es también una misión». Y esta es la lucha de todos los días: cómo gestionar bien las riquezas de la Tierra para que sean orientadas al Cielo y se tornen riquezas del Cielo.
«Hay una cosa que es verdadera, cuando el Señor bendice a una persona con las riquezas: hace de ella el administrador de aquellas riquezas para el bien común y para el bien de todos, no para su propio bien. Y no es fácil tornarse un honesto administrador, porque existe siempre la tentación de la ganancia, de tornarse importante. El mundo nos enseña eso y nos lleva a este camino. Pensar en los otros, pensar que aquello que tengo está al servicio de los otros y que nada que poseo llevaré conmigo».
«Pero si uso lo que el Señor me dio para el bien común, como administrador, eso me santifica, me hará santo».
¿Dónde está mi tesoro?
El Papa continuó sus palabras para, por último, afirmar: «Todos los días» debemos cuestionarnos: ‘¿Dónde está tu tesoro? ¿En las riquezas o en esta administración, en este servicio por el bien común? «.
«¡Es difícil, es como jugar con fuego! Muchos tranquilizan la propia consciencia con la limosna y dan lo que sobra». «Administrar la riqueza es un despojarse continuamente del propio interés y no pensar que esas riquezas nos darán la salvación. Acumular sí, todo bien; tesoros sí, todo bien, pero los que tienen precio – digamos así – en la «bolsa del Cielo’. ¡Allí, acumular allí! «. (JSG)
De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Radio Vaticana
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