miércoles, 04 de diciembre de 2024
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Culmina en Italia la restauración de la llamada "Capilla Sixtina de Milán"

Milán (Sábado, 27-06-2015, Gaudium Press) El antiguo templo de San Mauricio de Milán, propiedad de las religiosas Benedictinas hasta la supresión del convento por parte de Napoleón, culminó las obras de restauración que permiten apreciar las notables obras de arte sacro que le merecieron el título de la «Capilla Sixtina de Milán». Durante casi 30 años se realizaron notables esfuerzos gracias a donativos anónimos para revelar los frescos y pinturas ocultos por el paso del tiempo.

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Antiguo templo de San Maurizio al Monastero Maggiore, en Milán, Italia. Foto: Toni Almodóvar Escuder

«En 1985, cuando comenzamos a trabajar, el templo estaba en un estado de absoluta degradación», explicó a la prensa Paola Zanolini, directora del proyecto de restauración. «La operación de limpieza fue de lejos la más difícil, debido a que una costra negra que cubría los colores brillantes característicos de la pintura lombarda del siglo XVI descansaba sobre una pintura muy frágil». Además de la pérdida de los colores, la edificación presentaba filtraciones de agua y sedimentos de sales por esta causa.

El monasterio fue edificado en la era carolingia y el templo actual fue concluido en 1509, siguiendo las normas de la clausura, por cuanto existen dos partes separadas: la pública y la destinada a las religiosas. Durante la mayor parte del siglo XVI se continuó la rica decoración del interior del templo, principalmente con el patrocinio de la familia Bentivoglio, a la cual pertenecían cuatro religiosas. El convento fue expropiado por Napoleón y los desarrollos posteriores en torno al mismo, como la construcción de vías y edificaciones aledañas, comprometieron su conservación, originando grietas y filtraciones que afectaron notablemente las obras de arte.

Las decoraciones internas del antiguo templo incluyen obras de los discípulos de Leonardo Da Vinci, entre quienes se destaca Bernardino Luini. La conclusión de la obra en 1570 incluyó trabajos en la fachada, frescos en la contra fachada y la pieza principal del altar, hechos por el artista Antonio Campi.

Con información de New Liturgical Movement.

 

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