Bogotá (Viernes, 03-07-2015, Gaudium Press) En días recientes estuvo en Colombia el Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor de la Iglesia y prefecto emérito de la Sagrada Congregación para el Clero. El motivo de su visita; la promoción del Jubileo de la Misericordia y alertar a los católicos del país acerca del menoscabo de la libertad del cristianismo en diversos lugares del globo, suscitando la solidaridad. Gaudium Press tuvo la oportunidad de conversar con el purpurado sobre estos temas de actualidad.
Cardenal Piacenza Foto: Arquidiócesis de Génova |
Manifestó el Cardenal que se espera que el Jubileo señale una intensificación «del sacramento de la reconciliación en todo el mundo. ¿Cuáles han sido y cuáles deben ser necesariamente los ejes de un jubileo? La conversión personal, la confesión sacramental -que hace experimentar la alegría del abrazo con el Padre- y la indulgencia, con la que vivimos inmersos en una sobreabundancia del amor misericordioso y en la ternura de la comunión de los santos. Por tanto, el protagonista absolutamente primario del Jubileo es el confesionario. La celebración del Jubileo deberá después estar acompañada del empeño y la práctica de las obras de misericordia corporal y espiritual. En este sentido el Santo Padre realizará algunos signos simbólicos, pidiendo a los obispos hacer otro tanto en las propias diócesis como expresión física de comunión».
Tras hacer un balance de las cruentas persecuciones que sufre el cristianismo en diversos puntos del globo -como por ejemplo en Medio Oriente donde se viven situaciones «inenarrables, tanto son terribles», así como en algunas naciones de África- el purpurado hizo referencia también a «un tipo de persecución que es aquella de una cultura laicista insidiosa que lleva a debilitar la fe de sus contenidos sustanciales, relativizando todo, subjetivizando todo. Esta cultura vaga de ‘valores’, en que no se sabe al final donde están los bienes y es tolerancia por todo aquello que es malo y casi fastidio e intolerancia por todo aquello que es bueno. (…) Esta es una acción que va adelante con mucha calma, como las corrientes de agua, que paso a paso llena todo de humedad».
Preguntado por la situación del cristianismo en China y por su futuro en Pakistán, el Cardenal Piacenza expresó que «por lo que respecta a la China, es un tema muy delicado y es necesario andar con mucha prudencia. No lo voy a afrontar desde el punto de vista político, que corresponde más bien a otras representaciones en tal caso. Aquello que puedo decir que el cristianismo está vivo en China, mucho más de aquello que nosotros pudiéramos pensar. Es como un mundo sumergido, extremamente vivo, extremamente vivaz, extremamente creyente, mucho más fiel de lo que podemos ser nosotros. Yo personalmente me avergüenzo ante ciertos testimonios que oigo de la Iglesia en China. Ciertamente el futuro existe y es un futuro pascual».
«Por lo que respecta a Pakistán, es una situación muy dura y el caso [de Asia Bibi] es ciertamente emblemático. Pero tenemos testimonios de fe de un coraje y de un valor realmente extraordinario. Y en ese sentido creo que son los mismos creyentes la llave para la apertura del cajón de la libertad. Su coherencia ciertamente no puede dejarnos indiferentes. Pero es muy importante, por aquello que respecta a la persecución también de orden político, hacer sentir nuestra solidaridad. No hay nada más terrible para los cristianos que sufren en ciertas condiciones, que sentirse ignorados. Ellos tienen necesidad de sentirse cuerpo en la Iglesia. Por tanto, no son sólo las ofrendas materiales, que son útiles para ciertas iniciativas, sino por ejemplo hacer saber que existen cadenas de adoración eucarística, cadenas de rosarios que nos unen a todos juntos. Y saber que nosotros los tenemos en consideración. Porque también después, vía voz a voz, les llega la información de nuestra consideración o de nuestra insensibilidad».
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