Washington (Lunes, 06-07-2015, Gaudium Press) El pasado 04 de julio, día que se celebra el Día de la Independencia en Estados Unidos, la Iglesia Católica de este país cerró su Quincena por la Libertad, una iniciativa de oración, reflexión y acción por la libertad religiosa. Una Solemne Eucaristía en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington fue presidida por el Cardenal Donald W. Wuerl y concelebrada por Obispos y sacerdotes estadounidenses.
Mons. Thomas G. Wenski, Arzobispo de Miami, durante la homilía de la Eucaristía de clausura de la Quincena por la Libertad. Foto: Daniel Soñé, Arquidiócesis de Miami. |
«Jesús enseñó a sus discípulos que, aunque permanecen en el mundo, ellos no eran ‘del mundo'», recordó el Arzobispo de Miami, Mons. Thomas G. Wenski, encargado de predicar la homilía de la Eucaristía de clausura. «Sin embargo, para Jesús y para su Iglesia Católica, no ser del mundo nunca significa estar en contra del mundo. Jesús, quien vino al mundo para salvarlo, nos llama a estar siempre en favor del mundo».
Esta visión explica el profundo compromiso de la Iglesia en el servicio y testimonio en medio del mundo, «explica por qué la Iglesia se preocupa de la educación, de los servicios de salud; explica nuestro involucrarnos con asuntos cívicos y por qué definimos la política como algo honorable y como una legítima e incluso noble vocación para el cristiano». La atención de los más necesitados y la búsqueda del bien común son formas de emplear la presencia en el mundo como mérito para obtener el Cielo, y la Iglesia está firmemente comprometida en temas como la defensa de la vida humana y la familia, y su trabajo es fruto de su vocación trascendente.
Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington, Estados unidos. Foto: USCCB. |
La indispensable Libertad Religiosa
El prelado recordó las palabras del hoy Papa emérito Benedicto XVI en Cuba: «La Iglesia vive para hacer partícipes a los demás de lo único que ella tiene, y que no es sino Cristo, esperanza de la gloria. Para poder ejercer esta tarea, ha de contar con la esencial libertad religiosa, que consiste en poder proclamar y celebrar la fe también públicamente, llevando el mensaje de amor, reconciliación y paz que Jesús trajo al mundo».
Mons. Wenski recordó los numerosos atropellos cometidos en contra de los creyentes en todo el mundo y que suscitan una auténtica preocupación mundial al manifestar una época de persecución a los cristianos. El panorama descrito por el Arzobispo en Occidente tampoco es alentador, ya que las restricciones a la libertad religiosa toman formas «más sofisticadas y menos violentas», pero que limitan la religión a una opción privada «como si estuviera vacía de consecuencias sociales», alertó. «Para ajustarse a nuevas agendas políticas, la libertad religiosa está siendo estrechamente reinterpretada para significar meramente ‘libertad de culto’ excluyendo la libertad de servir y la libertad de dar testimonio».
El prelado identificó esta visión con los postulados de un «secularismo reductivo» y recordó que la libertad religiosa no es sólo un derecho de los individuos sino que debe proteger a «las instituciones que alimentan el ejercicio individual de la religión» de forma similar como la libertad de expresión protege a medios de comunicación, institutos educativos y partidos políticos.
«Profesar una religión no debería hacer a nadie ciudadano de segunda clase», agregó el Arzobispo. «Aunque la religión es personal, nunca es privada». recordó. Mons. Wenski también recordó que la defensa de la libertad religiosa es una de las características fundacionales de Estados Unidos, lo cual permitió el gran aporte de los católicos en la construcción de la nación. «Que Dios bendiga América y que ella siempre sea la ‘tierra de los libres y el hogar de los valientes'», concluyó.
Con información de Arquidiócesis de Miami.
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