Aparecida (Martes, 07-07-2015, Gaudium Press) El Cardenal Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida, Brasil, promovió recientemente una palestra acerca de la temática «Lo que el Sínodo de la Familia trae como criterio para el matrimonio», durante el 3º Encuentro Nacional de los Equipos de Nuestra Señora (ENS), en el Centro de Eventos Padre Vitor Coelho de Almeida, en el Santuario Nacional de Aparecida.
Cardenal Damasceno – Foto: Celam.org |
A lo largo de su discurso, Mons. Damasceno explicó la dinámica de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre de 2014, así como de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos a ser realizada en octubre de este año.
El Sinodo es «la Asamblea de los Obispos escogidos de las diferentes regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los Obispos, y para ayudar al Papa con sus consejos para la integridad y mejora de la fe y costumbres y para estudiar las cuestiones que se refieren a la acción de la Iglesia en el mundo (CDC 342). Los Obispos son electos por las Conferencias Episcopales y algunos designados directamente por el Papa. El Sínodo Ordinario se reúne cada tres años. «, explicó el Arzobispo.
Mons. Damasceno aclaró además que en la última vigilia de oración que antecedió al inicio del Sínodo el año pasado, el Papa Francisco había indicado los objetivos del Sínodo, que son escuchar, mirar y debatir. El primero, remite a escuchar a Dios y al pueblo. El segundo, mirar a Cristo de modo contemplativo. Y el último, debatir con libertad los puntos de vista de cada participante.
Además, el Arzobispo destacó que la «Fe no es solo adherir a contenidos, verdades, sino es, antes que nada, una adhesión a una persona Jesucristo, una opción por Cristo, un encuentro, una alianza con Él».
El purpurado también mencionó algunos aspectos pastorales destacados en el Sínodo, así como algunos desafíos culturales.
Al final, Mons. Damasceno alertó: «No bastará el Sínodo dar nuevas orientaciones, si no hay conversión de nuestras acciones en lo cotidiano de la vida comunitaria y si no existe verdadera vida de comunión eclesial y de experiencia de Fe». (LMI)
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