Santiago de Compostela (Miércoles, 08-07-2015, Gaudium Press) Nada emociona más en una misa del peregrino de la Catedral de Santiago de Compostela que el Botafumeiro. Este es el comentario general de muchos de los peregrinos que a diario llegan al lugar tras caminar cientos de kilómetros desde las diferentes rutas compostelanas hacia la Tumba del Apóstol Santiago. Pero no todos tienen el privilegio de ver en acción al inmenso incensario que desde siglos es custodiado por la catedral española, ya que funciona en algunas ocasiones durante el año.
El Botafumeiro es uno de los síombolos más conocidos de la Catedral de Santiago / Foto: Sonia Trujillo. |
Y es que el Botafumeiro es uno de los símbolos más conocidos del templo compostelano: mide 1.50 metros, pesa 53 kilos, se encuentra suspendido a 20 metros de altura y puede alcanzar los 70 kilómetros por hora cuando es movido desde la cúpula central de la Catedral, para lo que es necesario un sistema de poleas y un grupo de ocho hombres -llamados los ‘tiraboleiros’- quienes ejercen fuerza para impulsarlo hacia las naves laterales del templo.
De acuerdo con la tradición, el Botafumeiro fue elaborado gracias a una ofrenda del rey Luis XI de Francia en el 1400. Su original, diseñado en plata, fue robado en 1809 en el contexto de la Guerra de la Independencia Española; construyéndose posteriormente otro en latón con recubrimiento de plata, que es el que se utiliza en la actualidad. Una réplica de éste se entregó como regalo al Apóstol Santiago en el año 1971, incensario que permanece en la Biblioteca Capitular de la Catedral.
Tal como ocurre con los incensarios, el Botafumeiro se utiliza con fines litúrgicos de la misma manera como el sacerdote utiliza un incensario en el altar, con la diferencia que éste funciona únicamente en las principales solemnidades que tienen lugar en la Catedral de Santiago al iniciar la celebración Eucarística, o cuando ésta culmina.
Cuando es movido, el Botafumeiro puede alcanzar los 70 kilómetros por hora / Foto: Sonia Trujillo. |
Su simbolismo refleja cuál ha de ser la actitud de todo creyente, especialmente del peregrino que llega al templo compostelano para venerar al Apóstol Santiago, como lo expone la Catedral desde su página web: «Este gran incensario quiere simbolizar la verdadera actitud del creyente. Así como el humo del incienso sube hacia lo más alto de las naves del templo, así también las oraciones de los peregrinos deben alzarse hacia el corazón de Dios. Y así como el aroma del incienso perfuma toda la basílica compostelana, de igual modo el cristiano, con sus virtudes y el testimonio de su vida, debe impregnar del buen olor de Cristo, la sociedad en la que vive».
El Botafumeiro se mueve gracias a un sistema de poleas y a un grupo de ocho hombres llamados lo ‘tiraboleiros’ / Foto: Sonia Trujillo. |
De esta manera, el Botafumeiro solo funciona en doce solemnidades del año: cada 6 de enero en la fiesta de la Epifanía del Señor, durante el Domingo de Resurrección, en la Ascensión del Señor; cuando se conmemora la Aparición del Apóstol (23 de mayo), en la solemnidad de Pentecostés, en la fiesta del Martirio de Santiago (25 de julio), durante la Asunción de María (15 de agosto); y en las fiestas de Todos los Santos (1 de noviembre), de Cristo Rey, de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) y en Navidad (25 de diciembre); así como cuando se conmemora el Traslado de los Restos del Apóstol Santiago el 30 de diciembre.
Adicional a estas fechas, el Botafumeiro puede funcionar con motivo de peregrinaciones que lo soliciten, y algunos viernes como «Ofrenda del peregrino», cuando la ciudad de Santiago de Compostela rinde un homenaje a los peregrinos que allí llegan.
Por Sonia Trujillo
Con información de Catedral de Santiago.
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