Río de Janeiro (Miércoles, 08-07-2015, Gaudium Press) El «Año de la Esperanza» en la Arquidiócesis de Río de Janeiro ocurre después de la preparación de los ‘misioneros multiplicadores’ y de la misión piloto en la comunidad de Cantagalo, a fin de anunciar la esperanza cristiana con base en la temática «Cristo es nuestra esperanza».
Establecido por el 11º Plan de Pastoral de Conjunto, que ha colocado la Arquidiócesis de San Sebastián de Río de Janeiro en permanente estado de misión, el evento ya contó con el envío de los misioneros, este último domingo, 5 de julio, en la Catedral Metropolitana.
En este día, los fieles tuvieron la felicidad de acoger la presencia misionera de la Imagen de Nuestra Señora Aparecida, en peregrinación por todas las diócesis de Brasil, por ocasión de los 300 años del encuentro imagen histórica en el río Paraíba.
Según el coordinador de pastoral, Monseñor Joel Portella Amado, la imagen de Nuestra Señora Aparecida realiza una peregrinación por todos los vicariatos cariocas, en especial, en lugares donde la Iglesia Católica no se encuentra presente.
«Lo que orientamos durante la peregrinación es que la imagen no quede restricta a los lugares tradicionales, sino que ella sea la mayor y la primera gran misionera, de modo que pase en los lugares donde no exista la presencia de la Iglesia, y que ella sea un camino para la apertura de nuevas formas de la presencia católica en esos territorios», dijo.
La réplica de la Madre Aparecida regresa al Santuario Nacional durante la tradicional romería arquidiocesana, que ocurre hace más de 100 años, el día 29 de agosto.
La misión continental entre los meses de septiembre a noviembre, así como el contenido de la Novena de Navidad, en diciembre, también aborda la temática del Año de la Esperanza, siendo considerados una oportunidad para proseguir con la misión y el anuncio del Evangelio.
«La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante y presupone salir de sí mismo y caminar, sembrando siempre y hasta donde sea posible. El Papa Francisco invita a todos los bautizados a no cerrarse, sino a salir de las propias comunidades y tener la audacia de llegar hasta las periferias, humanas y sociales, que necesitan de la gracia de Dios, con la intercesión de María, madre de la Iglesia», resaltó Monseñor Joel. (LMI)
De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la Arquidiócesis de Río de Janeiro
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