Santa Cruz de La Sierra (Jueves, 09-07-2015, Gaudium Press) Un país que se extiende a lo largo de la Cordillera de los Andes; que posee tan bonitos cuanto extensos altiplanos; que tiene el Titicaca, el bello y más elevado lago del planeta: así puede ser descrito el segundo país que el Papa Francisco recorrerá en esta su actual visita a América del Sur.
Bolivia, sin duda, es diferenciada y fue agraciada con una geografía llena de contrastes y un encanto que atrae. ¡Bolivia es bella!
Pero, dentro de sus fronteras, Bolivia guarda algo por lo que se debe dar más atención y admiración, aquello que, más que todo, lleva al Papa a ir visitarla: los propios bolivianos.
Francisco visita almas con bellas características, con más valor que la cordillera, sus altiplanos y su lindo lago.
Bolivia es un territorio que abriga un pueblo con raíces católicas que le dan aliento espiritual hace más de 500 años, cuando América era todavía «periferia» de la humanidad.
Realmente, la Iglesia Católica está allá desde el distante año 1530 y forma parte de la identidad del país.
De hecho, desde siglos, Bolivia tenía como religión oficial del Estado el catolicismo. Solo ahora, en 2009, esa prerrogativa fue abolida.
La Nación andina, entretanto, mantiene sus raíces con sus tradiciones y devociones, sobre todo el amor a la Santa Virgen Madre de Dios, expresado sobre todo en el culto a la Reina y Patrona de Bolivia, aquella que en la lengua aimara significa «piedra preciosa que da vida»: Nuestra Señora de Copacabana. Bolivia continúa siendo un país profundamente cristiano.
De sus poco más de 10 millones de habitantes, casi 80 por ciento de ellos se consideran católicos.
Bolivia tiene seis diócesis y cuatro arquidiócesis. Algunas de ellas fueron creadas ya en los siglos XVI y XVII.
A pesar de la historia de Bolivia y de su alma católica, lo que se espera con el primer viaje del Papa Francisco a este territorio que habla la misma lengua que él, es que la Iglesia en Bolivia sea fortalecida, la Fe de su pueblo alentada y la esperanza revivida.
Por João Sérgio Guimarães
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