Barranquilla (Martes, 14-07-2015, Gaudium Press) La Eucaristía es «fuente y culmen de la vida cristiana», ya que todos los demás sacramentos, así como los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, «están unidos al a Eucaristía y a ellas se ordenan», puesto que Ella «contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua», nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Cristiana.
Pero para que cada pedazo de pan consagrado y gracia eucarística llegue a cada fiel durante la celebración de la Misa, existen manos que con cariño y esfuerzo se dedican a su fabricación.
La Eucaristía es «fuente y culmen de la vida cristiana» / Foto: Gaudium Press. |
Esta es la labor que por 45 años viene realizando una comunidad de religiosas en Colombia. Se trata de las Hermanas Reparadoras de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote de la ciudad de Barranquilla, quienes de manera casi artesanal elaboran las hostias que luego serán consagradas durante la Santa Eucaristía. Las religiosas pueden producir 6 mil hostias por día.
En el proceso de elaboración de lo que se convertirá en el pan Eucarístico intervienen las seis religiosas del monasterio de clausura, siempre con la supervisión de la Madre Superiora y fundadora del claustro, la Hermana Teresa del Santísimo, quien con 85 años ya es toda una experta en el arte de fabricar hostias. Ella es la encargada de recortarlas, seleccionarlas y darles el visto bueno final antes de ser empacadas y distribuidas para diferentes parroquias de la ciudad.
Prácticamente desde la establecimiento del monasterio, éste ha tenido como fuentes de ingreso la producción de hostias, como comenta la Madre Superiora quien hace 45 años, procedente de Antioquia, llegó a Barranquilla para fundar el claustro, y que poco tiempo después de su fundación, el convento adquirió desde Alemania y por barco la máquina que aún hoy utilizan para elaborar el pan.
«Si viera la resistencia: está remendada, pero funciona. Ya no sirve el automático, pero aprendimos a que en 15 minutos de calor son suficientes obleas para dar una excelente oblea», comenta sobre la máquina la hermana Martha Cecilia Soto, quien es citada en nota de prensa difundida por la Arquidiócesis de Barranquilla.
«Una máquina nueva cuesta 20 millones de pesos, y nosotras apenas sí logramos sacar algunas ganancias para pagar los servicios, la vigilancia y tener algo de comidita», agrega la superiora, también citada por la jurisdicción eclesial.
Las Hermanas Reparadoras de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote fabrican las hostias casi de manera artesanal con una máquina adquirida hace 45 años / Foto: Arquidiócesis de Barranquilla. |
Para elaborar las hostias, las hermanas utilizan una olla de acero que llenan con agua y le agregan 12 tazas de harina de trigo, que ha sido cuidadosamente seleccionado. Luego mezclan los dos ingredientes con una batidora eléctrica para así dejar la masa sin grumos. De allí sacan las obleas que se someten a 15 minutos de calor en medio de dos planchas que funcionan con 220 voltios.
El producto se deja reposar por un día para que así adquiera consistencia y dureza para luego ser sometidas a la perforación de círculos, que se realiza con un motor eléctrico. De acuerdo con el tamaño de la hostia, de cada oblea se pueden producir entre 12 y 46 unidades, dependiendo si son para el sacerdote o para la comunión de los feligreses.
Las hermanas también aprovechan lo que queda de las obleas, es decir, los recortes de hostias, para donarlas a diversas fundaciones donde las utilizan para repartir entre los niños pobres y como ingrediente para diferentes preparaciones.
Con información de las Arquidiócesis de Barranquilla.
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