martes, 26 de noviembre de 2024
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Observador de la Santa Sede ante la ONU habla sobre dignidad del anciano

Nueva York (Martes, 21-07-2015, Gaudium Press) En reciente discurso en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, Mons. Bernardito Auza, Observador Permanente de la Santa Sede, habló sobre los derechos de los ancianos, en una sesión de trabajo dedicada a las personas de la tercera edad.

Es preciso «que haya un enfoque alternativo a la cultura ‘usa y bota’ dominante, que juzga a los seres humanos simplemente por aquello que producen». «A menudo, los ancianos se sienten inútiles y solos porque han perdido su puesto propio en la sociedad», manifestó Mons. Auza.

Las palabras de Mons. Bernardito se enmarcan en la lucha del Papa Francisco contra la cultura del descarte. «700 millones de personas, cerca del 10% de la población mundial, tiene más de 60 años. En el 2050, se estima que este número será el doble», manifestó el prelado. Entretanto, no hay hasta ahora políticas específicas que procuren la tutela de estas personas.

El desafío es proteger al anciano del riesgo de marginamiento y de la exclusión, máxime ahora que crece el número de personas de la tercera edad, y que ha aumentado la expectativa de vida. Se debe «promover una actitud de aceptación y aprecio hacia los ancianos para integrarlos mejor en la sociedad», subrayó Mons. Bernardito, al tiempo que reafirmó que para la Santa Sede «el ideal para los ancianos es aún aquel de permanecer en el interior de la familia, con la garantía de una efectiva asistencia social para las mayores exigencias que la edad o la enfermedad comportan».

Mons. Auza hizo un balance de diversas iniciativas que se proponen para el apoyo al anciano. Se «ha hablado de establecer nuevos mecanismos similares a la Convención sobre Derechos de las Personas con Discapacidad, otros han subrayado la necesidad de aplicar correctamente los compromisos que los Estados ya han suscrito en la materia, otros aún piensan que el Plan Internacional de Madrid para las acciones sobre el envejecimiento contenga ya las medidas que deben adoptarse para tutelar los derechos de los ancianos». Cualquier cosa que se haga, entretanto, debe reconocer que «una aproximación basada exclusivamente en el respeto de los derechos humanos no será suficiente si no está acompañada de políticas y programas que afronten las causas subyacentes a las violaciones que se busca prevenir», manifestó el prelado.

Con información de Radio Vaticano

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