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París (Martes, 21-07-2015, Gaudium Press) La basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, en París, fue sede del IV Encuentro Europeo de Ordinarios Militares en el que participaron obispos castrenses de varios países, entre ellos, España, Francia, Italia, Alemania, Austria, Croacia, Holanda, Polonia, Portugal, e invitados de Estados Unidos, Corea, Argentina, Brasil, Ecuador, entre otros, reunidos para reflexionar sobre la importancia de los capellanes militares.
El Prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Marc Ouellet, fue el encargado de inaugurar los trabajos de este encuentro, que contó, entre otras cosas, con varias conferencias en las que se habló sobre la importancia histórica de los capellanes militares durante la Primera Guerra Mundial, además de los retos pastorales que enfrenta hoy la pastoral castrense abordando temas como: relación del capellán militar con los obispos territoriales, la experiencia contemporánea de un capellán, las misiones internacionales y el acompañamiento en los momentos de guerra, además de otros.
Las celebraciones litúrgicas se llevaron a cabo en la basílica del Sagrado Corazón y también en Notre Dame de París. En esta última los obispos castrenses, capellanes miliares y demás participantes del encuentro veneraron la reliquia de la Corona de Espinas de Jesucristo, la principal reliquia de la catedral parisina y de los más importantes tesoros del Cristianismo.
El encuentro también contó con la presencia de varios militares franceses, entre ellos el director del Departamento de Cooperación, Seguridad y Defensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, almirante Giller; y algunos civiles, entre ellos el Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, Carl Anderson.
Tras el encuentro, los participantes se trasladaron a Lourdes para ser parte de la Peregrinación Militar Internacional a Lourdes que cada año ocurre en el santuario mariano con la asistencia de más de 12 mil militares de diversos países.
Este año la peregrinación tuvo como objetivo orar por la paz y la reconciliación de todos los pueblos, recordando lo que dijo San Juan Pablo II en 2003 en un mensaje que dirigió a los capellanes militares: «Los capellanes militares, movidos por el amor de Cristo, están llamados, por vocación especial, a testimoniar que incluso en medio de los combates más encarnizados siempre es posible y, por tanto, necesario respetar la dignidad del adversario militar, la dignidad de las víctimas civiles, la dignidad indeleble de todo ser humano involucrado en los enfrentamientos armados. De este modo, además, se favorece la reconciliación necesaria para el restablecimiento de la paz después del conflicto»
Con información de Aica
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