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Asís (Lunes, 03-07-2015, Gaudium Press) Asís. El nombre ya evoca dulzura, pobreza, elevación, un verdadero y suave contacto con el cielo. Y cuando al nombre Asís se le suma el de la Porciúncula, el mensaje aumenta notablemente su intensidad.
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| Foto: Franciscanos.org |
Fue allí en esa maravillosa iglesita «guardada» dentro de la Basílica de Santa María de los Ángeles, que se celebró este fin de semana la «Fiesta del Perdón», la cuál venía siendo ambientada por un triduo preparatorio.
Durante el sábado y el domingo, sacerdotes atendieron en confesión en diversos idiomas, en ese ambiente privilegiado, en el cuál San Francisco maduró su vocación y desde donde su orden comenzó la expansión por el mundo entero.
En el año 1205 el Santo de Asís fue a morar a la Porciúncula. El 3 de octubre de 1226, allí, San Francisco entregó su alma a Dios.
Después de un claro pedido de parte de San Francisco, pedido que tenía inspiración divina, el Papa Honorio III otorgó el privilegio de la indulgencia plenaria a todo peregrino que «contrito y confesado, entrara en la Porciúncula». Esos peregrinos ganan «gratuitamente una indulgencia plenaria, como la ganaban quienes se enrolaban en las cruzadas o quienes sostenían con sus ofrendas las iniciativas de la Iglesia».
Aunque preparada con un triduo anticipatorio, la Fiesta del perdón dio inicio oficial el sábado en la mañana, con la misa celebrada por el Ministro general de la orden franciscana, P. Michael Perry ofm, quien expresó que «nuestra humanidad herida es débil al perdonarse y perdonar».
Con información de Radio Vaticano
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