Ciudad del Vaticano (Martes, 04-08-2015, Gaudium Press) El Papa Francisco volvió a realizar la Audiencia General de los domingos con su catequesis y la Oración Mariana del Ángelus.
La reflexión del pasado domingo 2 de agosto, fue basada en el trecho del evangelista San Juan donde se narra que, después de la multiplicación de los panes, todos comenzaron a buscar a Jesús.
«Ustedes me buscan no porque vieron señales, sino porque comieron aquellos panes y quedaron saciados» (Jn 6,26). Nuestro señor, sin medias palabras, muestra a todos que él comprendió por qué lo buscaban, el por qué de tanto entusiasmo en seguirlo.
«Dieron más valor a aquel pan que a su donador»
Aquellas personas no entendieron que aquel pan era la expresión del amor de Jesús: «Dieron más valor a aquel pan que a su donador», dijo Francisco que continuó afirmando que «delante de esta ceguera espiritual, Jesús evidencia la necesidad de ir más allá del don y descubrir, conocer al donador. Invita a abrirse a una perspectiva que no es solamente aquella de las preocupaciones diarias de comer, vestirse, del éxito, de la carrera. Jesús habla de un alimento que no es corruptible y que hace bien buscar y acoger».
Y el Papa continuó su convocatoria recordando la exhortación de Jesús: «Trabajad, no por el alimento que se pierde, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, alimento que el Hijo del Hombre os dará».
«Con estas palabras, dijo el Papa, él nos quiere hacer entender que, además del hambre física, el hombre trae en sí otra hambre -todos nosotros tenemos esa hambre- más importante, que no puede ser saciada con un alimento ordinario. Se trata de hambre de vida, de hambre de eternidad que solamente Él puede satisfacer, siendo Él el ‘pan de la vida'».
Afirmando que «Jesús no elimina la preocupación y la búsqueda por el alimento de cada día y de todo aquello que puede hacer la vida mejor», el Papa recordó que «fatalmente, la vida termina» y que es por eso que «Jesús nos recuerda que el verdadero significado de nuestra existencia terrena está en la eternidad, y que la historia humana con sus sufrimientos y sus alegrías debe ser vista en un horizonte de eternidad»
Francisco pregunta de qué manera Jesús es el significado de la existencia del hombre y responde con las palabras de Jesús: «Yo soy el pan de la vida. Quien viene a mí, nunca más tendrá hambre y el que cree en mí nunca más tendrá sed», en una clara referencia a la Eucaristía, el don mayor que sacia el alma y el cuerpo:
«Encontrar y acoger a Jesús en nosotros, ‘pan de la vida’, da significado y esperanza al camino, muchas veces tortuoso, de la vida», dijo, finalizando. (JSG)
De la Redacción de Gaudium Press, con información de la Radio Vaticana.
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