Ciudad del Vaticano (Jueves, 06-08-2015, Gaudium Press) Con ocasión del primer aniversario de la llegada a Jordania de los iraquíes expulsados de su país por el autodenominado Estado Islámico, el Papa Francisco ha dirigido una comunicación a Mons. Maroun Lahham, obispo auxiliar de Jerusalén de los Latinos y vicario patriarcal para Jordania, en la que brillan los signos de esperanza.
Efectivamente, la carta del Papa quiere «acercarse con una palabra de esperanza a aquellos que, oprimidos por la violencia, se han visto obligados a abandonar sus hogares y sus tierras». En diversas ocasiones el Papa ha mencionado lo que él llama «atroces, inhumanas e inexplicables persecuciones de los que en tantas partes del mundo -y especialmente entre los cristianos- son víctimas del fanatismo y la intolerancia, a menudo bajo los ojos y en el silencio de todos. Son los mártires de hoy -subraya- humillados y discriminados a causa de su fidelidad al Evangelio». El Papa apela a la solidaridad, que «quiere ser el signo de una Iglesia que no se olvida y no abandona a sus hijos exiliados a causa de su fe», puesto que «saben que una oración diaria se eleva para ellos, junto con la gratitud por el testimonio que ofrecen».
Asimismo el Papa Francisco recuerda con agradecimiento la comunidad «que ha sabido hacerse cargo de estos hermanos, evitando mirar hacia otro lado» testimoniando «la resurrección de Cristo, compartiendo el dolor y la solidaridad de la ayuda» a «cientos de miles de refugiados». Es un inclinarse sobre un sufrimiento que amenaza con ahogar la esperanza, es un «servicio de fraternidad que ilumina momentos tan oscuros de la existencia».
Mañana llegará a Jordania Mons. Nunzio Galantino, Secretario General de la Conferencia Episcopal italina, quien visitará algunos de los centros que han acogido a los prófugos.
Con información de Radio Vaticano
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