sábado, 23 de noviembre de 2024
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Santa Gertrudis Magna postulada como Doctora de la Iglesia

Hinojo (Viernes, 14-08-2015, Gaudium Press) A continuación la entrevista a la Hna. Ana Laura Forastieri, religiosa de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (Trapenses), encargada de la difusión de la causa del doctorado de Santa Gertrudis en América Latina. La Hna. Ana Laura reside en el Monasterio de la Madre de Cristo, ubicado en la localidad rural de Hinojo, Argentina.

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¿Cómo surgió la propuesta de postular a S. Gertrudis como Doctora de la Iglesia?

Hna. Ana Laura – Es una iniciativa nacida entre las Órdenes monásticas, a partir de una propuesta que hizo el Abad General de la Orden Cisterciense, Don Mauro Giuseppe Lepori, a los superiores de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (Trapenses), en el capítulo general de 2011. Fue allí que las dos Órdenes Cistercienses se unieron para promover la declaración de santa Gertrudis como Doctora de la Iglesia. Luego invitaron a sumarse a la Orden de San Benito, con la intención de que la causa pudiera ser introducida por todos los integrantes de la gran familia benedictina. Así se formó la «Comisión para la promoción del doctorado de Santa Gertrudis» compuesta por dos miembros de cada una de las tres Órdenes, más una Postuladora y un Vice-Postulador. Actualmente se está trabajando en la difusión de la causa en todo el mundo, invitando a sumarse a las diversas instituciones eclesiales, a fin de lograr un movimiento universal a favor del doctorado de santa Gertrudis.

¿Quiénes pueden participar en la propuesta y cuál es la forma de participar?

Hna. Ana Laura – Se promueve una amplia participación, invitando a sumar su apoyo a la causa a: las conferencias episcopales, cardenales, obispos, universidades católicas, facultades de teología, centros culturales o de espiritualidad, congregaciones religiosas, movimientos laicales, medios de comunicación, teólogos, expertos y fieles en general.

El modo de participar consiste en dirigir una ‘Carta al Santo Padre’, en la que se expresa el apoyo al doctorado de santa Gertrudis y se dan algunos fundamentos. La carta debe ser emitida por el responsable general de la institución, en original, con membrete, firma y sello, y para el caso de América Latina debe ser enviada a nuestro monasterio: Hna. Ana Laura Forastieri, Monasterio de la Madre de Cristo CC 16 – B 7318 XAA – Hinojo, Argentina. De aquí las enviamos a la Postuladora.

Las personas e instituciones que apoyan la causa no asumen otra consecuencia que el derecho de difundir la figura de santa Gertrudis en su medio eclesial y promover -en la medida de sus posibilidades-, iniciativas pastorales, académicas o editoriales, que contribuyan a dicha difusión.

¿Qué difusión se está realizando en América Latina?

Hna. Ana Laura – En nuestro continente se comenzó con la difusión en el ámbito monástico, presentando el tema en el IX Encuentro Monástico Latinoamericano (EMLA) que tuvo lugar en México en 2013. Allí se obtuvo el apoyo de las tres conferencias monásticas que reúnen a las 135 comunidades que siguen la Regla de San Benito en América Central, del Sur y Caribe:

– SURCO: Conferencia de comunidades monásticas del Cono Sur,

– CIMBRA: Conferencia de intercambio monástico del Brasil,

– ABECCA: Asociación benedictino cisterciense del Caribe y los Andes.

Luego, a través de estas tres conferencias monásticas, se canalizó la difusión en los países latinoamericanos. CIMBRA designó a la hermana Andrea da Santissma Trindade Freitas osb, del Mosteiro da Santissima Trindade de Rio Grande Do Sul como delegada para la difusión en Brasil; yo soy la delegada por parte de SURCO, que agrupa a las comunidades monásticas de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, y coordino también la difusión de los demás países latinoamericanos, por medio de referentes locales. La difusión en cada país se realiza a nivel del episcopado, de las congregaciones religiosas, en el ámbito universitario y a nivel popular, a través de distintas iniciativas, que surgen generalmente de las personas e instituciones que dan su apoyo a la causa.

¿Podría recordarnos quien es Santa Gertrudis?

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Hna. Ana Laura Forastieri

Hna. Ana Laura – Santa Gertrudis es una monja alemana, de la tradición monástica benedictino cisterciense, que nació en 1256 y que murió en 1301. No se conocen sus orígenes familiares; a los cinco años ingresó al monasterio de Helfta para su educación, adquiriendo una gran cultura literaria y filosófica. A los 16 años profesó como monja, pero sus primeros años se caracterizaron por la rutina y la tibieza, hasta que a los 25 años tuvo una visión de Cristo adolescente que le prometió salvarla de su vacío interior. A partir de allí se convirtió a una vida monástica ferviente y dejó los estudios liberales para dedicarse a los teológicos. Comenzó a tener frecuentes visiones del corazón de Cristo y se convirtió en maestra y consejera espiritual de cuantos acudían a ella. Recibió grandes dones místicos como la presencia continua del Señor a su corazón, los estigmas interiores, la herida del costado y el intercambio de corazones con Cristo. A los 9 años de su primera visión el Señor le mandó poner por escrito sus visiones. Los últimos años de su vida los pasó postrada por frecuentes enfermedades. Murió el 17 de noviembre de 1301 o 1302, a la edad de 45/47 años.

¿Cuáles son sus obras?

Hna. Ana Laura – En 1289 el Señor le ordenó poner por escrito su vida. Este es el «Memorial de la Abundancia de la Divina Misericordia», escrito por la misma Gertrudis, en el estilo de las Confesiones de san Agustín. En el último período de su vida sus hermanas tomaron nota del relato de sus visiones y las recopilaron y agregaron lo que ella ya había escrito, formando el libro completo del «Heraldo de la Divina Ternura o Mensajero de la Divina Misericordia», en latín ‘Legatus Divinae Pietatis’; una obra compuesta de cinco volúmenes, de los cuales el Libro II es el Memorial de la Abundancia de la Divina Misericordia, escrito por Gertrudis, como recién dijimos. El Libro I, contiene la vida y virtudes de Gertrudis; el Libro III, revelaciones diversas que ella recibió sobre la Eucaristía, el Sagrado Corazón y la devoción a la Pasión del Señor; el Libro IV, las revelaciones que tuvo con ocasión de las fiestas litúrgicas; el Libro V, las revelaciones que tuvo sobre la recompensa o castigo de varias personas, después de su muerte. Todo el conjunto está precedido por una nota en la que consta que fue examinado y aprobado por teólogos franciscanos y dominicos de su tiempo.

Gertrudis escribió también los Ejercicios Espirituales, un libro de oración que Benedicto XVI calificó como «una rara joya de la literatura espiritual medieval» (catequesis del 6.10.10). Esta obra está compuesta de siete ejercicios que recorren las etapas fundamentales de la vida de una monja, desde el bautismo hasta la muerte; se trata de un conjunto de oraciones ardientes y poéticas, compuestas a partir de la Liturgia y la Sagrada Escritura, que expresan la búsqueda de la unión con Cristo como esposo, por parte del creyente, personificado como una esposa enamorada y fiel.

Hoy se atribuye a santa Gertrudis el trabajo principal de redacción del «Libro de la Gracia Especial», la obra de recopilación de la experiencia espiritual de santa Matilde de Hackeborn. Por lo demás, se sabe que Gertrudis escribió otras obras en alemán, probablemente comentarios a la Sagrada Escritura, que se han perdido.

¿Cuándo fue canonizada?

Hna. Ana Laura – Poco después de su muerte, el monasterio de Helfta fue destruido en 1342 por las tropas del conde Alberto de Brunswick y la comunidad debió trasladarse a Nueva Helfta (Eisleben) en 1346. Esto determinó que los manuscritos originales de sus obras se perdieran y tampoco quedara rastro de la sepultura de Gertrudis. Así, su nombre cayó en el olvido por algo más de dos siglos. Pero en el siglo XVI sus escritos fueron redescubiertos y publicados gracias a la imprenta, primero en alemán, en 1502, y luego en latín, en 1536, adquiriendo rápidamente fama y difusión en toda Europa y en Iberoamérica y motivando continuas reediciones y traducciones.

Debido a su fama de santidad y al hecho de que se desconocía su apellido, en el siglo XVII se la comenzó a llamar con el título de Magna; la Sede de Roma tuvo que comenzar a conceder autorizaciones locales para su culto: en 1606 pudieron celebrar su fiesta las monjas benedictinas de Lecce, Italia; en 1609, las monjas de la Concepción de México, y así sucesivamente hasta que en 1674 se extendió su fiesta a toda la Orden de San Benito. Finalmente, el 22 de enero de 1678 se dispuso su inscripción en el canon de los santos. Su fiesta se aprobó para toda la Iglesia en 1739 y se celebra el 16 o el 17 de noviembre.

¿Qué lugar tiene Santa Gertrudis en América Latina?

1.jpgHna. Ana Laura – Santa Gertrudis está presente en nuestro continente desde la primera evangelización, propagada por las órdenes misioneras y más tarde por la Compañía de Jesús, dentro de su acción de difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Llegó a ser muy conocida en la América Colonial, tanto en México, como en Brasil y Perú, entrando en la devoción popular, cultivada por medio de hagiografías, triduos, septenarios y novenas.

En 1609 el Monasterio de la Concepción de México fue el segundo en el mundo, en obtener el privilegio de celebrar su fiesta, antes de que fuera inscrita en el Martirologio Romano (1678). Tuvo una gran difusión en el México colonial, la cual quedó atestiguada en la iconografía. Los jesuitas pusieron una de sus últimas misiones en el norte de México (hoy California), bajo la advocación de santa Gertrudis. De allí se difundió el dato de que Gertrudis habría sido declarada Patrona de las Indias occidentales, es decir, co-patrona de América, con Santa Rosa de Lima. Este dato lo refieren muchos historiadores pero no ha podido ser verificado con un documento pontificio.

En Brasil su figura se difundió desde fines del siglo XVI a través de las primeras fundaciones de monasterios benedictinos provenientes de la congregación de Portugal, que pertenecía al movimiento de reforma de Monserrat, cuyos monjes eran fervientes difusores de la devoción a santa Gertrudis en España.

En Perú su devoción se desarrolló a partir del Monasterio de las Cistercienses de Lima, fundado en 1580, donde se le dedicó un altar especial, con imagen y culto solemne, donde se predicaban novenas en su honor. Su imagen actualmente se conserva en el Monasterio de la Santísima Trinidad de Lurín. En 1650 se la declaró Patrona de Oruro.

En el Río de la Plata su figura fue introducida a principios del siglo XX por los benedictinos de la Abadía de San Benito de Buenos Aires, que tradujeron sus obras y difundieron su espiritualidad, en el marco de su obra de propagación del movimiento litúrgico precedente al Concilio Vaticano II. Actualmente se la venera en todos los monasterios benedictinos y cistercienses del Cono Sur.

¿Hay actualmente devoción popular a Santa Gertrudis en América Latina?

Hna. Ana Laura – Actualmente existen varios templos y parroquias dedicados a ella en Hispanoamérica: en Orizaba en el estado de Veracruz, México; en Villa Juárez, estado de San Luis de Potosí, México; en Chilapa de Júarez, Guerrero, México; en Zacapoatxla, estado de Puebla, México hay una capilla de la Santa; en la ciudad de Grecia, Costa Rica; en Juticalpa, estado de Olancho, Honduras; en Envigado, Antioquia, Colombia y en Rovira también Colombia; en Sachaca, Arequipa, Perú y hay al menos tres parroquias en Brasil. Estos son los templos más importantes.

Hay también muchos pueblos y parajes que conservan desde muy antiguo el nombre de santa Gertrudis, sobre todo en México y América Central. Allí se celebra su fiesta con los signos de la devoción popular y el folklore local. Sin embargo, se conoce poco de su historia y espiritualidad. Se puede ver en ello un signo de la evangelización de los jesuitas en el siglo XVIII, época en que propagaban a la santa juntamente con la devoción al Sagrado Corazón. La repentina expulsión de los jesuitas explicaría el hecho de que el nombre de santa Gertrudis haya sido conservado tan celosamente en tantos lugares y parajes, y al mismo tiempo, el hecho de que prácticamente se desconoce su historia y espiritualidad.

¿Cuál es la importancia de Gertrudis en la espiritualidad cristiana?

Hna. Ana Laura – Santa Gertrudis es conocida en la historia de la espiritualidad, como la Santa de la Humanidad de Cristo, porque su espiritualidad se centra en el Misterio de la Encarnación. Se la considera teóloga del Sagrado Corazón de Jesús y precursora de su devoción, porque el corazón de Jesús tiene un lugar central en sus Revelaciones y encuentra en sus escritos una expresión viva y ardiente. Se la tiene además por modelo de Espiritualidad Litúrgica, porque su vida mística se da en el marco de las celebraciones litúrgicas y es desarrollo pleno de las potencialidades del Bautismo.

La formación del culto al Sagrado Corazón tal como conocemos hoy, estuvo ligada a la figura inspiradora de santa Gertrudis, que ejerció su influencia en el siglo XVII francés, tanto en santa Margarita María de Alacoque, como también en muchos otros santos y santas, que supieron traducir su doctrina para su tiempo y su cultura. Fue en el siglo XVII cuando santa Gertrudis fue inscripta en el catálogo de los Santos, como consecuencia de la generalización de su culto, en forma contemporánea a la configuración de la devoción al Corazón de Jesús en su forma actual.

Gertrudis recibió la revelación del Corazón del Jesús, en su contacto con la Palabra de Dios, la enseñanza de los Padres y la vivencia de la Liturgia eucarística y monástica. En Gertrudis la devoción al Sagrado Corazón es un aspecto más de la devoción a la Pasión del Señor y a sus sagradas llagas, y se integra dentro de su devoción a la Humanidad de Cristo. Sus visiones y revelaciones aportan un conjunto de imágenes y símbolos para traducir la realidad inefable del corazón de Cristo, que influyeron en las místicas posteriores, a lo largo de la historia de esta devoción, cada una de las cuáles las encarnará según su tiempo y su cultura propia.

¿Qué significa el título de Doctora de la Iglesia?

Hna. Ana Laura – El Doctorado de la Iglesia no es un escalón más o una categoría más alta de la santidad. El Doctor o Doctora de la Iglesia no son más santos que otros santos. El doctorado es un carisma; es un modo particular de santidad, un don especial que Dios da a un santo o santa determinados para el bien de toda la Iglesia. Lo específico del carisma de Doctor/a, es la capacidad de aportar a la Iglesia una comprensión más profunda sobre los misterios de la fe. Se confiere a aquellos santos y santas que (…) con su doctrina han contribuido a la profundización del conocimiento de la revelación divina, enriqueciendo el patrimonio teológico de la Iglesia.

Los requisitos para ser declarado Doctor/a de la Iglesia son tres: santidad notoria, doctrina eminente y declaración del Papa.

La Declaración del Papa: este el acto formal de reconocimiento del doctorado para la Iglesia. La santidad notoria implica una misión especial para la Iglesia: mientras que muchos santos/as se santifican en la vida cristiana ordinaria correspondiente a su estado, otros han recibido de Dios una misión particular para influir de manera decisiva en la Iglesia de todos los tiempos. Este es el caso de los doctores/as, que con su enseñanza han aportado al progreso de la comprensión de la fe en la Iglesia.

La doctrina eminente es el requisito específico del doctorado. Significa que la obra de ese santo/a ilumina aspectos nuevos de la Revelación o del depósito de la fe, con carácter de universalidad y actualidad. Estas notas son muy importantes: universalidad quiere decir que esa enseñanza tiene validez para todos los tiempos, para todas las culturas y en todos los ámbitos de la Iglesia; actualidad, quiere decir que esa doctrina resulta siempre vigente a lo largo de los siglos y que también es iluminadora para los hombres y mujeres de hoy. Ningún genio humano puede producir una doctrina con estas características, que son como una prolongación de las propiedades de la Palabra de Dios, que es eterna. Por eso, si bien para el Doctorado no se requiere un milagro, como para la beatificación o la canonización, la existencia de doctrina eminente y de un movimiento universal que solicita el reconocimiento del Doctorado, son signos muy grandes del Espíritu Santo, algo que solo puede provenir de la gracia de Dios.

¿Por qué se solicita ahora la declaración de santa Gertrudis como Doctora de la Iglesia?

Hna. Ana Laura – La iniciativa no es nueva: La Sagrada Congregación para las causas de los santos certifica haber recibido entre 1992 y 2012, súplicas colectivas, firmadas por cerca de 8700 fieles de diversas diócesis de Alemania, España, Suiza, Austria, Francia, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Suecia, Reino Unido, Lituania, Perú, Brasil, Canadá y Estados Unidos, pidiendo al Santo Padre que confiera a santa Gertrudis el título de Doctora de la Iglesia. Podemos resumir la importancia histórica y actual de la figura de santa Gertrudis con las palabras de Benedicto XVI en la catequesis que le dedicó en la audiencia general del miércoles 6 de octubre de 2010:

«Gertrudis es una de las místicas más famosas, la única mujer de Alemania que recibió el apelativo de ‘Grande’, por su talla cultural y evangélica: con su vida y su pensamiento influyó de modo singular en la espiritualidad cristiana. La vida de santa Gertrudis continúa siendo una escuela de vida cristiana, de recto camino, que nos muestra que el centro de una vida feliz es la amistad con Jesús, el Señor. Y esta amistad se aprende en el amor por la Sagrada Escritura, en el amor por la Liturgia, en la fe profunda, en el amor a María, de manera de conocer siempre más realmente a Dios mismo y así la verdadera felicidad, la meta de nuestra vida».

¿Cuál es la importancia de Gertrudis para el mundo de hoy?

Hna. Ana Laura – La espiritualidad de santa Gertrudis es optimista, basada en una profunda confianza en la obra de la gracia en el ser humano, el cual ha sido creado a imagen de Dios y está llamado a una relación de profunda comunión con El. Cristo conoce la debilidad del hombre. El acoge nuestra buena voluntad, purifica y perfecciona nuestras obras, y remedia nuestra insuficiencia ante el Padre. Al nosotros nos corresponde abrirnos a la acción de la gracia en una actitud de humildad y plena confianza. Dice el Señor a Gertrudis:

«Mi corazón divino, conocedor de la fragilidad e inestabilidad humanas, desea y espera siempre con anhelante deseo, que tú le encomiendes (…) que supla y realice en tu lugar, lo que tú te sientes incapaz de realizar, ya que él puede realizarlo muy fácilmente con su omnipotente fuerza, lo conoce perfectamente con su inescrutable sabiduría y desea ardientemente realizarlo con el gozo naturalmente inscrito en la ternura de su bondad» (L III, 25.1).

Gertrudis nos transmite a un Cristo cercano que entabla una relación muy íntima con nosotros, a quien encontramos en la liturgia de la Iglesia, en la Misa y los sacramentos. La alabanza divina, la espiritualidad litúrgica, la comunión frecuente, son elementos centrales de la espiritualidad de Santa Gertrudis. Otro elemento es la mística esponsal, es decir la posibilidad de dirigirnos al Señor como esposo, que nos viene dada desde nuestro bautismo. Los místicos y las místicas que han experimentado el misterio en carne propia nos señalan el camino a seguir para encontrarnos con el Señor, quien siempre está abierto a concedernos sus dones. En nuestra época de desorientación y materialismo los místicos cobran interés, porque nos recuerdan el deseo de Dios inscripto en el corazón humano y nos señalan el camino para llegar a la unión con Él.

¿Qué mensaje te parece que transmite Santa Gertrudis a los Heraldos del Evangelio?

Hna. Ana Laura – Quiero agradecer muy especialmente a los Heraldos del Evangelio su apoyo a la causa, expresado en la carta al Santo Padre dirigida por su fundador y Presidente General Mons. Jôao Scognamiglio Clá Dias, en la cual enfatiza la actualidad de la doctrina Gertrudis para el mundo de hoy. Me agradó mucho la expresión de Mons. Jôao donde dice que los Heraldos del Evangelio pueden considerar también como propia a esta santa, a la que el mismo Cristo llamó «Heraldo del Amor divino».

En efecto, ella recibió de Dios la misión de «comunicar los arcanos de la piedad divina» (L I,2,1). En el Prólogo general del Legatus se pone en escena el título de la obra. Primero Gertrudis presenta al Señor la primera parte, escrita por ella, y el Señor le da el título de: Memoriales abundantiae divinae suavitatis (L Pr.2). Más tarde presenta al Señor la segunda parte, es decir los restantes cuatro libros y el Señor le da el título de: Legatus divinae pietatis (L Pr.4). Gertrudis comprende entonces que al Señor le agrada que ambas partes sean reunidas en un solo libro, cuyo título resultará de la unión de los dos precedentes, quedando en el centro el título correspondiente a la parte escrita por ella misma: Legatus Memoriales abundantiae divinae pietatis (L Pr.5).

Este relato simbólico expresa que el Legatus divinae pietatis es un hijo elegido, fruto de un trabajo de concepción y alumbramiento por parte de Gertrudis. El libro mismo es una persona viviente, cuyos padres se conocen; un hijo que tiene por misión ser un legatus, un heraldo, un pregonero, un juglar, un trovador, un embajador «que llevará el anuncio oficial de mi divina ternura en memoria para mis amigos» (L Pr. 5).

Qué importante resulta este relato para los Heraldos del Evangelio, que han recibido del Espíritu la misión de ser en nuestro tiempo pregoneros y anunciadores de la Buena Noticia. Sin duda la Buena Noticia, el Evangelio, es el acontecimiento de la salvación en Cristo. Pero precisamente esta salvación obrada por Cristo es la manifestación de la divina pietas, la misericordia divina. Esto es lo que nos dice la Primera carta a Timoteo 3,16: «Ahora se ha revelado el gran misterio de la piedad (eusebéias mysterion, pietatis sacramentum): Cristo se manifestó en la carne, fue justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, predicado a los paganos, creído en el mundo y elevado a la gloria».

El misterio de la divina pietas es por lo tanto, el núcleo del Evangelio que los Heraldos desean proclamar al mundo de hoy. Deseo invitar vivamente a los Heraldos del Evangelio a continuar en nuestro tiempo esta misión recibida por santa Gertrudis. Que así como ella supo traducir para su tiempo la revelación de la misericordia divina, de la que tanta necesidad tiene el mundo de hoy, los Heraldos del Evangelio puedan traducirla también de un modo accesible y elocuente para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Animo también vivamente a los Heraldos del Evangelio a difundir la vida, la misión y la doctrina espiritual de Santa Gertrudis dentro de su propio apostolado y carisma, y a trabajar en forma conjunta con nosotros en la difusión de la causa de su doctorado, promoviendo el apoyo de los obispos e instituciones eclesiales de las diócesis donde su carisma está presente.

(Entrevista realizada por la Hna. Juliane Vasconcelos Almeida Campos, EP)

 

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