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Santiago (Lunes, 17-08-2009, Gaudium Press) El viernes 14 de agosto el Presidente de la Conferencia Episcopal y Obispo de Rancagua, monseñor Alejandro Goic Karmelic, hizo público su fraternal saludo a todos los consagrados y consagradas del país con motivo de la celebración de la Asunción de la Santísima Virgen María, ocasión en que la Iglesia chilena festeja el don de la Vida Consagrada.
Citando una parte el discurso inaugural del pontificado de S.S. Benedicto XVI, el prelado manifestó su saludo con profundo gozo y alegría a los «testigos de la presencia transfigurante de Dios». Esta calidad de testigos -señaló- toma una especial relevancia en un mundo donde el laicicismo quiere erradicar a Dios hacia el ámbito de lo privado, y es allí donde la vida consagrada está llamada a ser testimonio de la presencia de Dios en la vida pública y privada de los hombres y mujeres.
«Cuando el laicismo quiere marcar su presencia colocando a Dios y los valores del Evangelio en la esfera de lo privado, la Vida Consagrada está llamada a ser testimonio en medio del mundo de esa presencia del Señor que transfigura, en el silencio de lo cotidiano, la vida de todo hombre y mujer que buscándolo «como la cierva que anhela estar junto al arroyo» (Salmo 41) se ha encontrado en la intimidad de su alma con Él, y que siente la urgencia de ser testigo de su misericordia en la acción y en la contemplación ante los hermanos.», afirmó el Pastor.
Al finalizar el Obispo implora una bendición especial a la Virgen, para que en Ella los religiosos y religiosas encuentren el modelo perfecto de consagración, y de esa manera «ser fieles a la gratuidad de su llamada hoy, mañana y siempre».
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