Parañaque (Martes, 25-08-2015, Gaudium Press) El Presidente de la Comisión Diocesana sobre Liturgia y Religiosidad Popular de Parañaque, Filipinas, P. John Francis Frederick K. Manlapig, emitió una carta circular a los sacerdotes y laicos que colaboran en la Liturgia en la cual se solicita pedir a los fieles limitar el gesto del aplauso en las celebraciones eucarísticas. El objetivo es preservar el lugar central de Dios en la Liturgia, si bien la comunicación establece excepciones en las cuales el gesto «tiene el significado de una apreciación de una gracia recibida».
El centro de la Liturgia debe ser en todo momento el culto a Dios. Foto: Gustavo Kralj / Gaudium Press. |
La comunicación recuerda que «no hay un lugar para el reconocimiento de los logros individuales durante la liturgia» y pide que de la misma manera como se deben limitar los aplausos, se aconseja evitar mencionar a personas o grupos particulares presentes, tales como las autoridades civiles presentes o los laicos que sirven en el altar. Sin embargo, reconoce que existen ocasiones en las cuales el aplauso no se dirige a los hombres, sino que es una manifestación de alegría como se evidencia en la festividad de un Santo Patrono o la dedicación de un templo.
Otros ejemplos de situaciones en las cuales los fieles pueden ser invitados a aplaudir incluyen el momento «cuando un sacerdote recién ordenado es presentado a la comunidad por parte del Obispo, o cuando una pareja recién casada es presentada por el ministro, o los catecúmenos cuando son recibidos por la comunidad parroquial durante la Vigilia Pascual». En estos casos, es claro el sentido del aplauso como una apreciación de una gracia recibida y del crecimiento de la Iglesia, y no como un logro individual humano.
Una referencia frecuente sobre el tema de los aplausos es la frase del entonces Cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa emérito Benedicto XVI, incluida en su libro El Espíritu de la Liturgia: una introducción: «Cuando se aplaude por la obra humana dentro de la liturgia, nos encontramos ante un signo claro de que se ha perdido totalmente la esencia de la liturgia». Esta interpretación sugiere una distinción sobre a quién se dirige el gesto del aplauso, si bien la Iglesia recomienda las expresiones de alegría y agradecimiento a Dios ya incluidas en la liturgia como antífonas, cantos y oraciones de acción de gracias.
Con información de CBCP News.
Deje su Comentario