Redacción (Martes, 25-08-2015, Gaudium Press) En un pequeño relámpago muy luminoso que se hizo visible como una paloma blanca, en una voz que debió ser de una sonoridad majestuosa, y en Jesús de Nazaret -el Hijo de Dios haciéndose bautizar por su primo san Juan en el río Jordán, los cristianos hemos visto siempre con mucha fe y amor la manifestación de la Santísima Trinidad y especialmente al Espíritu Santo. ¿Por qué una paloma, y ciertamente blanca?
La tradición judía tuvo representada en este animalito una señal de los mensajes de Dios desde que a Noé se le ocurrió –ciertamente por inspiración Divina, enviarla a verificar el estado en que se encontraba la tierra después que las aguas comenzaron a bajar, y aquella regresó con un ramito de olivo en el pico.
Consta que los judíos siempre usaron esa ave sencilla y humilde como medio de comunicación, y que las mayores civilizaciones antiguas como las de la Edad Media la utilizaron para los mensajes breves, urgentes y confidenciales. En alguno de los evangelios apócrifos se dice que Santa María Magdalena era criadora de ellas para la mensajería y para los sacrificios del Templo: esta misteriosa y solemne comunicación que la casta sacerdotal judía mantenía con Dios a través de los holocaustos.
Aunque parezca poco verosímil, la pequeña y sin pretensiones paloma mensajera puede alcanzar una velocidad crucero de más de 80 kms. por hora y volar sin descanso tres horas seguidas hasta completar 1000 kms. de distancia cubierta en un solo día. Pero eso es poco en comparación con su misterioso e inexplicable -todavía hoy, (tiempos de alto desarrollo tecnológico), sentido de orientación… Algunos helicópteros guardacostas especiales de Estados Unidos las llevan a bordo para cierto tipo de emergencias en que solamente el sentido de orientación de la paloma puede ayudar. Se ha comprobado que incluso de noche se saben orientar. Que días nublados o cambios climáticos repentinos, no alteran para nada esa capacidad natural que la Divina Providencia puso en ellas.
Tal vez suene un poco raro, pero las palomas mensajeras son de esas cosas que nos hacen pensar que los tele-medios electrónicos que usamos para la comunicación hoy día, si bien aceleraron las comunicaciones de manera asombrosa, redujeron a su mínima expresión el sentido maravilloso de estas. Quizá hoy tendríamos en un alto grado de domesticación y perfeccionamiento genético ese instinto natural de la paloma mensajera a través de especies super-mejoradas, más rápidas, más bellas, más eficientes y adiestradas para ir y volver con mensajes urgentes y reservados sin que la referencia de su vuelo mensajero sea únicamente el palomar de su nacimiento y cría.
Tantas cualidades y posibilidades en esta avecilla, y todas relacionadas con la comunicación, no podían dejar de ser el medio para que la Trinidad Santísima relacionara a los hombres inocentes con el Espíritu Santo, que nos comunica en la intimidad de nuestra alma los más profundos afectos de comprensión de su amor divino y eterno. A veces en fracción de segundos por una especie de flash deslumbrante y conmovedor que nos hace entender sin mucho cavilar, una verdad eterna inconmensurable, que sesudos y respetables teólogos vienen estudiando hace varios años atrás o incluso siglos. Como aquella verdad de la Voz del Padre Eterno que dijo que Aquel era su Hijo en el que estaba toda su complacencia, maravilloso flash del bautismo de Cristo que debió ser suficiente para que muchos de los asistentes al acontecimiento se convirtieran entendiendo como un rayo que ya estaba el Mesías entre ellos, había llegado la plenitud de los tiempos y una nueva era comenzaba para la historia de la humanidad.
Por Antonio Borda
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