Ciudad de México (Lunes, 31-08-2015, Gaudium Press) La Arquidiócesis de México se prepara para vivir un importante acontecimiento eclesial: El Congreso Eucarístico Arquidiocesano (CEA) que se realizará en el 2016, y ocurrirá por segunda vez en la jurisdicción capitalina. Para preparar los corazones de los fieles para que vivan intensamente el evento, el Comité Organizador del Congreso ha propuesto a las comunidades y parroquias de la Iglesia particular la realización de los Jubileos de las 40 Horas de Adoración Eucarística.
Para animar la preparación espiritual rumbo al congreso, así como la realización de los jubileos, Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz, Presidente Ejecutivo del Congreso CEA 2016, a través de un artículo dado a conocer por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México, se refirió a la tradición del Jubileo de las 40 Horas.
En el documento, recuerda que la raíz de esta tradición se halla desde la misma costumbre de las primeras comunidades cristianas, quienes -como hoy- ayunaban, hacían penitencia, oraban y cantaban, todo en memoria de las 40 horas que pasó Jesus en el sepulcro tras su muerte en la cruz, es decir, desde las 3:00 de la tarde del Viernes Santo a las 7:00 de la mañana del Domingo de Resurrección.
Las 40 Horas nacen con las primeras comunidades cristianas / Foto: Jefrey Bruno-Aleteia. |
Mons. Rivera Díaz, dice, además que en las Sagradas Escrituras el número 40 tiene más importancia, puesto que en ellas figura en repetidas ocasiones: «La importancia que la Sagrada Escritura da al número 40 es ampliamente conocida: Significa un largo periodo, como cuando se dice que Saúl reinó cuarenta años, David cuarenta y Salomón cuarenta. En otras ocasiones ‘cuarenta’ señala un tiempo largo de purificación o de abatimiento, previo a una gracia muy alta o a una especial exaltación. Son cuarenta, por ejemplo, los días que dura la purificación enorme del Diluvio. Cuarenta años dura para Israel la prueba del desierto, antes de entrar en la Tierra prometida. Cuarenta días y noches pasa Moisés solo en el Sinaí, en oración y ayuno, antes de recibir la Ley divina (…). Jesús permanece cuarenta días y noches a solas en el desierto, antes de iniciar su misión pública en medio de Israel. Cuarenta horas permanece muerto. Y una vez resucitado, antes de ascender al Cielo, se aparece a sus discípulos durante cuarenta días».
Pero la práctica como tal de las 40 Horas continuas de Adoración ante el Santísimo Sacramento sólo nació en el año 1527 en Milán, Italia, siendo ampliamente promovida por San Carlos Borromeo, quien hacia 1577 publica las normas para su realización. Ya con el Papa Urbano VIII se hace una práctica universal gracias a la Encíclica ‘Aeternus rerum Condior’ con la que pide la celebración de las 40 Horas en todas las Iglesias del mundo.
Varios son los beneficios que se obtienen con la celebración del Jubileo de las 40 Horas de Adoración Eucarística: «Paz interior e integración personal; mejoramiento de las relaciones familiares; renovado espíritu misionero; la posibilidad de ganar la Indulgencia Plenaria, estando confesados y comulgando el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo», explica Mons. Rivera Díaz.
La cuenta regresiva para el Congreso Eucarístico Arquidiocesano del 2016 inició oficialmente el pasado 4 de junio en la solemnidad del Corpus Christi. El Congreso comenzará el 7 de junio y culminará el 11 del mismo mes con un evento multitudinario en el Estadio Azteca de Ciudad de México.
Con información de SIAME.
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