L’Aquila (Martes, 01-09-2015, Gaudium Press) Cada año, en el marco de la solemnidad del Martirio de Juan el Bautista, la ciudad italiana de L’Aquila, situada en el corazón de Abruzo, recuerda y revive un importante acontecimiento de fe: El Perdón Celestiniano, es decir, la Indulgencia Plenaria perpetua que concedió a todos los fieles el Papa Celestino V el día de su coronación pontificia ocurrida el 29 de agosto de 1294.
La obra representa la coronación Pontifica de Celestino V ocurrida el 29 de agosto de 1294. |
Gracias a esta intensión pontificia la fiesta de la indulgencia se renueva todos los años en la ciudad de L’Aquila, siendo un don especial para los devotos y peregrinos que llegan hasta la Basílica de Santa María de Collemaggio entre el 28 y el 29 de agosto, cumpliendo además las condiciones para ganar la indulgencia, es decir, estar confesaros, participar de la celebración Eucarística, recibir el Sacramento de la Comunión y orar por las intenciones del Sumo Pontífice.
Estas gracias especiales de perdón quedaron consignadas en la Bula Pontificia ‘Inter sanctorum solemnia’ del 29 de septiembre que es conocida por muchos como la ‘Bula del perdón’. Con este documento -cuyo pergamino en latín permanece en la Capilla de la torre del Ayuntamiento de L’Aquila- el Sumo Pontífice extendió el regalo del perdón, sin distinción, a toda la humanidad.
A continuación el texto de la Bula celestiniana:
«Celestino, Obispo siervo de los siervos de Dios, a todos los fieles den Cristo que tomarán visión de esta carta, saludos y bendición apostólica. Entre las fiestas solemnes que recuerdan a los santos es de contar entre las más importantes aquella de San Juan Bautista ya que él, proviniendo del vientre de una madre estéril por vejez, sin embargo estaba lleno de virtud y era fuente de abundantes sacros dones, fue voz de los Apóstoles, después de haber concluido el ciclo de los profetas, y de anunciar la presencia de Cristo en tierra mediante el anuncio del Verbo y señales milagrosas, anunció que Cristo es la luz en la niebla del mundo y de las tinieblas de la ignorancia que envolvía la tierra, para quien el Bautista siguió el glorioso martirio, misteriosamente impuesto a la voluntad de una mujer impúdica en virtud de la tarea que le había encomendado. Nosotros, en el día de la decapitación de San Juan, en la iglesia benedictina de Santa María de Collemaggio en Aquila recibimos sobre nuestra cabeza la tiara, deseamos que con mayor veneración tal santo sea honrado mediante himnos, cantos religiosos y devotas oraciones de los fieles. A fin de que, en esta iglesia la festividad de la decapitación de San Juan, sea exaltada con ceremonias y sea celebrada con el concurso devoto del pueblo de Dios, y cuanto más devota y ferviente sea, cuánto más sea la demanda suplicante de tal iglesia para aquellos que buscan a Dios, encontrarán dones espirituales que beneficiarán en la vida futura, fuerte de misericordia de Dios omnipotente y de la autoridad de sus apóstoles, Santos Pedro y Pablo, en cada aniversario de la festividad absolveremos la culpa y la pena a todos los pecados cometidos desde el Bautismo, cuado sinceramente penitentes y confesados sean entrados en la iglesia de Santa María de Collemaggio desde las vísperas de la vigilia de la festividad de San Juna hasta las vísperas inmediatamente después de la festividad. Dado en Aquila, 29 de septiembre, en el primer año de nuestro pontificado».
El pergamino en latín de la ‘Bula del Perdón’ permanece en la Capilla de la torre del Ayuntamiento de L’Aquila / Foto:perdonanza-celestiniana.it. |
Con el don de esta indulgencia el ‘Perdón Celestiniano’ se convierte en el precursor de lo que hoy conocemos como Jubileo, establecido hasta el 1300 por Bonifacio III. Hasta entonces la indulgencia era una gracia que sólo se otorgaba a los cruzados que partían a Tierra Santa o a los peregrinos que llegaban a la Porciúncula en Asís.
Con el paso de los años, desde 1327 -cuando los restos mortales de Celestino V fueron llevados de Ferentino a Collemaggio-, la fiesta del ‘Perdón Celestiniano’ gana mayor popularidad. Ya en el siglo XV se hace extensiva la costumbre de ingresar por la Puerta Santa de la Basílica de Collemaggio, tal como ocurría en las basílicas Romanas para los Jubileos.
Con información de perdonanza-celestiniana.it y papaboys.org.
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