jueves, 21 de noviembre de 2024
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La fiesta del Divino Niño también se celebrará en la Diócesis de Lurín, Perú

Lurín (Martes, 01-09-2015, Gaudium Press) La devoción al Divino Niño gana cada vez mayor popularidad en América Latina. Procedente de Colombia, el fervor a la infancia del Hijo de Dios, en su imagen del Niño Jesús del 20 de Julio, está cada vez más presente en los países latinoamericanos, entre ellos Perú.

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Es por eso que el próximo 6 de septiembre -primer domingo del mes- se celebrará su festividad, y la ciudad peruana de Lurín se prepara para rendir un especial homenaje en su santuario, Parroquia María Misionera, situado en el distrito San Juan de Miraflores.

Los actos en preparación a la fiesta han comenzado el pasado fin de semana con una novena en honor al Divino Niño comenzando con una Santa Misa. El evento principal será el próximo domingo con sucesivas celebraciones Eucarísticas, iniciando con la Misa del Alba a las 7:00 de la mañana, y continuando con la fiesta Eucarística a las 10:30 que será presidida por el Obispo de Lurín, Mons. Carlos García Camader. Tras la Misa, a la 1:00 de la tarde, tendrá lugar la procesión con la venerada imagen del Divino Niño por las calles contiguas a su santuario.

Pero Lurín no es la única ciudad peruana que rinde homenajes al Divino Niño, en Arequipa son cada vez más los fieles que acuden a Jesús en su infancia para obtener sus favores. Esto es gracias a que desde el año 2001 los salesianos vienen propagando en este lugar una especial devoción al Niño Jesús. Allí, a diferencia de Lurín, la festividad ocurre el 20 de julio con una especial participación de los niños y con la celebración de la oración comunitaria del Triduo en preparación a su solemnidad. Los homenajes ocurren en la Cripta de María Auxiliadora del Colegio Salesiano de Don Bosco en Arequipa (Ver noticia: Crece en Arequipa, Perú, la devoción al Divino Niño)

La devoción al Divino Niño tiene su origen en Colombia cuando en el año 1935 el sacerdote italiano, Juan Del Rizzo se le encomienda la misión de dirigir un oratorio juvenil en el Barrio 20 de Julio de Bogotá. A este lugar el sacerdote lleva una imagen del Niño Jesús sencillamente vestido y con sus manitas elevadas, difundiendo las innumerables gracias que el Hijo de Dios concede desde su infancia a aquellas personas que a él acuden con gran fe, y recordando la promesa que el mismo Jesús hizo a una santa: «Todo lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado si te conviene conseguirlo».

De Bogotá, la devoción al Niño Jesús infante se extendió a Colombia, y de allí a varios países de América Latina, entre ellos Perú a donde llegó por varios medios, siendo la Parroquia de María Misionera de Lurín una de las primeras en difundir esta piedad.

Como se describe en una nota de prensa del Servicio Informativo Semanal de la Conferencia Episcopal Peruana: «Poco a poco los fieles fueron conociendo esta devoción. Las gracias y favores, los milagros e intervenciones providenciales se encargaron de hacer crecer la fe y la devoción al Divino Niño Jesús, al punto que en pocos años fieles de todo el Perú llegan para venerar al Niño y con ocasión de su fiesta central, llegan peregrinos de todos los puntos del país».

Oración al Niño Jesús

Oh Jesús, Tú has dicho: «todo lo que quieras pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado». Por eso vengo a pedirte con toda fe: Jesús mío, mi amor, mi hermoso Niño: Te amo tanto, Tú lo sabes, pero quiero amarte más, amarte hasta morir. Ven a mí, Niño Jesús, van a mi corazón, deja que yo te adore, humildemente arrepentido de mis pecados.

Pastorcito de mi alma: contigo nada me falta, me conduces a fuentes tranquilas y reparas mis fuerzas, Tú me guiarás por el buen camino, por el honor de tu Nombre. Aunque camine por sendas oscuras nada temo porque Tú vas conmigo, Tu cetro poderoso me defiende, tu Bondad y tu Misericordia me acompañarán todos los días de mi vida.

Dulce Jesús mío, Divino Niño de mi alma. Soy todo tuyo: tuyo es mi ser pues lo creaste; tuya es mi alma pues la redimiste en la Cruz con el precio de tu Sangre. Te proclamo Como mi Salvador y mi amigo: Como mi Rey, mi Creador y Redentor. Te adoro Como a mi Dios y Soberano Señor.

Demuéstrame una vez más que me amas, oh Niño Jesús y dame tu amor eterno y tu santa bendición, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Con información de la Conferencia Episcopal Peruana y sagradoninojesus.com.

 

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