Rut, antepasada de Nuestro Señor

Redacción – (Viernes, 11-09-2015, Gaudium Press) – San Mateo inicia su Evangelio con la genealogía de Nuestro Señor Jesucristo. En cierto trecho, afirma: «Booz generó a Obed, de Rut. Obed generó a Jesé. Jesé generó al rey David». (Mt 1, 5-6).

Familia israelí emigra para las tierras de Moab

¿Quién fue Rut?

Sobre ella, así como de Booz, su esposo, hay un Libro del Antiguo Testamento – el «Libro de Rut»-, que presenta un «delicioso cuadro de familia, que produce con la historia agitada de los Jueces el más resaltante contraste […] Él completa la historia de los Jueces. Sin él, no habríamos conocido la época de los Jueces sino de un modo muy imperfecto y solamente por fuera […] Este pequeño Libro nos revela la vida íntima de los piadosos israelíes de entonces.»

En determinada fase de la época de los Jueces, el hambre comenzó a asolar el país de Judá. Entonces, un israelí residente en Belén – también llamada Éfrata – emigró para las tierras de Moab, llevando a su mujer, Noemí, y dos hijos.

A lo largo de los diez años en que residieron en Moab, falleció el padre y los hijos se habían casado con mujeres moabitas, una de las cuales se llamaba Rut; murieron también los dos hijos de Noemí, sin dejar descendientes.

Conversión de Rut

Sabiendo que el hambre había cesado en Judá, Noemí resolvió volver para Belén, y pidió que las nueras regresasen para las casas de sus respectivos padres. Una de ellas fue donde la familia de sus progenitores y volvió a adorar los ídolos de Moab.

Entretanto, Rut, que mucho estimaba a Noemí, le dijo: «Tu pueblo es mi pueblo, tu Dios es mi Dios» (Rt 1, 16). «Respuesta sublime, que expresa la unión más perfecta […] De ahora en adelante ella es israelí de corazón y adoradora de Jehová por la fe.»

Se percibe que Noemí era virtuosa y, por su trato lleno de bondad, convirtió a Rut del paganismo para el verdadero Dios. Abandonando la tierra de Moab, Rut acompañó a su suegra.

«Una mujer de valor»

Ambas llegan a Belén. Noemí se encontraba en una situación de penuria, pero tenía un pariente muy rico, llamado Booz, que poseía plantaciones de cebada y gran cantidad de siervos. Instruida por Noemí, Rut fue hasta el cultivo de Booz a fin de recoger las espigas que sobraban, para la alimentación de su suegra y de ella. Era un derecho que ella poseía, consignado en el Deuteronomio.

«La ley del Deuteronomio [cf. Dt 24, 19-21] es tan humana, o mejor, tan divina con los pobres, que manda a los recogedores no volverse para recoger las espigas que quedaron para atrás, sino las dejen para los pobres.»

Todos los siervos que trabajaban en los campos de Booz percibieron que Rut era «una mujer de valor» (Rt 3, 11). Y Booz, al verla hacer ese trabajo con tanta humildad y dedicación, la trató con respeto y bondad y notó que ella era «mujer de gran virtud».

Simbolismo del casamiento de Booz con Rut

Booz, que ya estaba en edad madura, se casó con la joven Rut y, «con la gracia del Señor» (Rt 4, 13), ella dio a luz un hijo que recibió el nombre de Obed, el cual «fue el padre de Jesé, que fue padre de David» (Rt 4, 17). Por tanto, Rut fue bisabuela del rey David.

Afirma Fillion que la intención del inspirador del escritor del Libro de Rut, o sea, el Espíritu Santo, fue sobre todo de fijar, para ese período histórico, la lista de los ancestrales del Mesías.

Según Orígenes (185-253), «la unión de Booz y Rut simboliza la de los israelíes con los gentíos en el seno de la Iglesia de Cristo».

Que en nuestros corazones esté grabada de modo indeleble esta verdad: si Noemí fue bondadosa para con Rut, María Santísima lo es insondablemente más para cada uno de nosotros. Como dice una de las invocaciones de la Letanía del Inmaculado Corazón de María, Ella es «un océano de bondad».

Por Paulo Francisco Martos