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Bagdad (Lunes, 14-09-2015, Gaudium Press) A la grave situación de los cristianos en Oriente Medio se suma un efecto no esperado de las campañas de acogida para los refugiados en Occidente. El Patriarca Caldeo Louis Raphael I Sako expresó a Vatican insider su preocupación sobre la continuidad de las comunidades cristianas en la región y sobre las falsas expectativas que se han creado entre los habitantes: «En este momento es irresponsable cualquier declaración que pueda tener el efecto de incitar a nuestra gente a emigrar», alertó el prelado.
El Patriarca señaló que en un encuentro reciente de los prelados de Irak, existe un clima de perplejidad ante la inesperada campaña en favor de la migración de refugiados después de cuatro años de silencio e inactividad de la comunidad internacional frente a un conflicto de extraordinaria gravedad. «Después de que se permitió que la situación se gangrenara durante tanto tiempo. Hay algo enigmático en esta dinámica. Estoy preocupado», señaló.
Su Beatitud también pidió un análisis más profundo de la situación para ofrecer soluciones de fondo. «No se puede afrontar esta cuestión ni sentimental ni superficialmente. Se necesita un discernimiento. Las soluciones duraderas son las que se pueden concretar en el lugar». Un proceso a largo plazo exige paciencia, pero para el prelado las decisiones obedecen más a climas cambiantes de la opinión pública. Para el Patriarca Sako, las decisiones son delicadas ya que afectan la convivencia de las comunidades y su misma supervivencia.
EL prelado denunció la existencia de agencias y grupos que organizan y financian el éxodo de los cristianos bajo el supuesto de ayudar a los perseguidos. «No sé cuál sea la estrategia que persigan», alertó, ya que sus acciones motivan a los cristianos «a abandonar los propios países», causando la extinción de la presencia cristiana. «Tal vez, cuando estos países queden sin el obstáculo de los cristianos, sea más fácil desencadenar nuevas guerras», aventuró. «Hay que estudiar estos fenómenos, y no andarse con palabrerías».
«Nosotros no detenemos a nadie. Sería injusto, además de imposible. Pero tampoco podemos empujarlos a la fuga», describió el Patriarca sobre la incómoda situación en la cual quedan los prelados cristianos que trabajan para garantizar la permanencia de las comunidades. «Quieren que les consigamos aviones, visas y que les encontremos casas de acogida en otros países. Esto es imposible. Un estado no puede hacerlo. Y tampoco puede hacerlo la Iglesia». el prelado advirtió que la Iglesia no motivará el éxodo de sus propios miembros y pidió prudencia al emitir declaraciones que puedan causar la huida de los cristianos locales. Su beatitud advirtió que las nuevas expectativas hacen huir a personas que podrían quedarse y que son precisamente quienes podrían haber liderado la reedificación del país después de la guerra.
Con información de Vatican Insider
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