Washington (Miércoles, 16-09-2015, Gaudium Press) El Cardenal Sean P. O’Malley, Presidente del Comité para las Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), dirigió un mensaje especial con motivo de la celebración del Mes de Respeto a la Vida durante octubre p?oximo. En su comunicación a los católicos del país, el purpurado invitó a reflexionar sobre la inviolable dignidad humana originada en ser imagen y semejanza de Dios. «Ya sea que la vida dure un breve momento o cien años, la vida es sin duda un regalo perfecto» recordó el también Arzobispo de Boston. «A cada paso y en cada situación, existimos gracias al amor de Dios».
Cardenal Sean P. O’Malley, Arzobispo de Boston, Estados Unidos. Foto: George Martell – Archdiocese of Boston. |
El mensaje lleva por título «Cada vida merece vivir», y está dedicado a recordar que el valor de la vida humana no se mide por la utilidad, el placer o la independencia, sino el designio divino que incluye a todas las personas sin excepción. «Descubrimos nuestro valor cuando descubrimos nuestra verdadera identidad: el hecho permanente e inmutable de que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y se nos llamó a compartir un destino eterno junto a Él», explicó el purpurado.
El sufrimiento y el amor
«Un hombre mayor cuya salud se deteriora rápidamente; una niña en el vientre de su madre con un diagnóstico que indica que quizás no viva mucho; un pequeño con síndrome de Down; una madre que enfrenta un cáncer terminal; quizás tengan muchos problemas y necesiten nuestra ayuda pero cada una de esas vidas merece vivir», expuso el Card. O’Malley. En lugar de la promoción de la cultura de la muerte, el Arzobispo pidió una actitud distinta ante estos casos. «Cuando veamos sufrir a los demás, acerquémonos para abrazarlos con amor y permitir que Dios obre a través de nosotros», exhortó.
El purpurado invitó a estar dispuestos a sacrificar tiempo y a servir, así como orar para que Dios realice su obra en las personas sufrientes y vulnerables. «Sufrir, o ver a otra persona sufrir, es una de las experiencias más difíciles. El miedo a lo desconocido puede tentarnos a tomar el control de maneras que ofenden nuestra dignidad y pasan por alto el respeto que cada persona merece», describió el Cardenal. Sin embargo recordó que «no estamos solos». «Cristo sufrió más de lo que podemos imaginar y nuestro sufrimiento puede ser significativo cuando lo unimos al suyo». El Arzobispo aconsejó mantener la confianza en la Resurrección y recordar que Dios acompaña a cada persona y le concede la gracia que necesita para continuar.
«En momentos de sufrimiento», aconsejó, «tengamos la valentía de aceptar la ayuda que los demás sinceramente quieren darnos y de ofrecer la ayuda que los demás necesitan. Fuimos hechos para amar y ser amados; debemos depender de los demás y servir al prójimo con humildad, caminando juntos en momentos de sufrimiento». El Cardenal pidió olvidar las expectativas de perfección material y reemplazarlas por las «expectativas de Dios». Dios «no nos llama a ser eficientes o exitosos materialmente, sino a amar con abnegación. Nos invita a abrazar cada vida durante todo su tiempo, nuestra vida y la de quienes ha puesto en nuestro camino. Cada vida merece vivir», concluyó.
Con información de Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
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