Florencia (Miércoles, 16-09-2015, Gaudium Press) La Vía de la Belleza ha sido propuesta en varias oportunidades como uno de los caminos más importantes de la Nueva Evangelización, por su facultad de llegar al espíritu de personas que no han tenido contacto con la fe y prepararlas para la contemplación de los misterios de Dios. Un caso muy característico de esta vía de evangelización es el de Osamu Tanimoto, un artista japonés que llegó al conocimiento de la fe y a la conversión personal a través de la puerta de entrada del arte sacro católico, en particular la obra del Beato Angélico.
Osamu Tanimoto junto a su obra «El Retorno del Hijo Pródigo». Foto: Regina Magazine. |
Tanimoto relató su experiencia a Regina Magazine, una revista católica de lengua inglesa, y describió cómo el arte le dio a conocer una realidad que había estado ausente por completo en su vida. «era totalmente ajeno al cristianismo», aseguró. «La cristiandad no es algo grande en Japón. Por encima de todo la sociedad es muy secularizada. La gente simplemente no oye hablar de Jesús en Tokio». Para el artista, su ignorancia completa de la fe le hacía completamente indiferente a la religión, aunque describió que ayudó en su camino no haber tenido tampoco prejuicios en su contra.
«Elegí Florencia (como lugar de estudio del arte) porque estaba atraído por la armonía que tienen las pinturas del Renacimiento», explicó. «Después de que copié pinturas de Rafael y Fra Angélico, llegué a entender que no era en realidad la técnica lo que hacía a esas pinturas bellas, sino la espiritualidad detrás de esas obras». Esta conclusión, fruto de la admiración de las obras maestras del arte sacro que estudiaba, le motivó a indagar sobre la doctrina de la Iglesia Católica.
Lo que el artista descubrió, literalmente cambió su vida. «Lo que era extraordinario y me mantuvo encendido fue el misterio de la Resurrección. Cualquier sufrimiento vale la pena ser soportado y no debería hacer perder la esperanza si tengo fe en Él (Jesucristo)», declaró. «Para mí, esto me volteó el mundo al revés». Tanimoto encontró que varias doctrinas de la Iglesia eran contrarias a los criterios dominantes del mundo, pero «en lo profundo del corazón, sabía que eran correctas», indicó.
«El arte cristiano fue mi entrada a los misterios. Tocó mi corazón y elevó mi alma con su armonía», relató. «A menudo vi las imágenes del Evangelio primero y entonces entendí la historia. Luego leí el pasaje». La experiencia de fe de Osamu Tanimoto se expresa en sus propias obras tras vivir seis años de su camino de descubrimiento de la Iglesia. Obras como «El retorno del Hijo Pródigo», la «Resurrección de la hija de Jairo» y «La Procesión del Domingo de Ramos 2015», se exhibirán en el Claustro de La Santissima Annunziata en Florencia en noviembre, coincidiendo con la visita programada del Papa Francisco a la ciudad italiana.
Con información de Regina Magazine.
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