California (Sábado, 03-10-2015, Gaudium Press) La parroquia de Santa María de la Isla en Long Beach, Estados Unidos, celebró una serie de Eucaristías campales en la playa después de que un huracán dañara gravemente su templo en 2012. El resultado: hasta 1000 personas se congregaron para la Liturgia, atraídos por el testimonio público de fe de la comunidad. Debido al impacto de esta iniciativa, la parroquia instituyó la celebración de la Eucaristía campal en la tarde de domingo de verano con una gran convocatoria.
Una Eucaristía dominical en la playa ha sido la oportunidad de evangelizar a la población en Long Beach. Foto: Tom Upshur / NCRegister. |
«Somos una comunidad de playa, nuestra parroquia queda a unas cuadras del mar, así que una Eucaristía en la playa era una idea natural, pero yo quería que se mantuviera reverente», explicó el P. Brian Barr, párroco, a National Catholic Register. «Es una atmósfera casual, pero lo que hacemos no es casual, es sagrado». El sacerdote elige a sus mejores músicos y los preparativos comienzan por lo menos una hora antes, cuando un grupo de fieles y seminaristas instalan un altar, el crucifijo y los demás elementos para la celebración. Los permisos oficiales para un evento de gran convocatoria se obtienen con anterioridad.
La celebración campal ha sido la oportunidad para el retornos de muchos fieles que no habían regresado a la Eucaristía y la conversión de varias personas que tuvieron su primer contacto con la Iglesia atraídos por el inusual evento. Un grupo de salvavidas que termina su turno a las 6 pm comenzó a quedarse para participar en la Eucaristía treinta minutos más tarde.
La idea del P. Brian, quien apenas había comenzado a servir en la parroquia dos semanas antes del huracán que afectaría el templo, probó tener muchos beneficios. La coordinadora de la logística de la Eucaristía, la seglar Eva Paprocki, aceptó el encargo en sus inicios casi por accidente pero relató a NCRegister que «ha resultado ser una enorme bendición. Empezó como una lista de tareas, cosas que tenía que hacer para coordinar la Misa en la playa. Ahora lo amo tanto que es una alegría trabajar en esto. No podría explicar el impacto que ha tenido en mí».
Con información de National Catholic Register.
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