¿Cuál es la vocación divina de Filipinas, el país más católico de Asia?

Manila (Martes, 13-10-2015, Gaudium Press) En octubre, el mes de las misiones, la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) destacó en su informativo las declaraciones de Darwin Beceril, un voluntario catequista de la Diócesis de Novaliches, sobre la vocación del país, vista desde una perspectiva misional y evangelizadora. Los comentarios del catequista resultan llamativos y pueden inspirar a los católicos de otras latitudes en situación similar a la del pueblo filipino.

Multitudinaria procesión de Nuestra Señora de Peñafrancia, en Filipinas. Foto: Colnago C40.

«Yo realmente estoy convencido que hay una razón divina por la cual estamos en esta parte del mundo. No es por accidente», afirmó el catequista, según CBCP News. «En su lugar, es una misión. Dios desea que nuestro país sirva como un puerto para la fe en Asia». Filipinas, con 76 millones de católicos (un 81% de la población) es uno de los países con mayor número de fieles en el mundo en una región con poco conocimiento del Evangelio.

Además de la evidente posibilidad de «exportar» misioneros a lugares donde no se conoce la fe, como es el caso del primer Obispo de Mongolia, Mons. Wenceslao Padilla, existen otras maneras como los filipinos llevan la fe a lugares que incluso padecen graves restricciones a la libertad religiosa. «Tengo un amigo que también era voluntario catequista como yo antes de ser un trabajador en el extranjero», relató Beceril. «Es sorprendente que nunca ha dejado de catequizar. Él encuentra formas de catequizar a su alrededor a pesar de las demandas de su trabajo».

La vocación misionera de Filipinas, que es un hecho comprobado alrededor del mundo – los últimos católicos de Libia en medio del conflicto son un grupo de filipinos que trabajan en el sector salud según el testimonio del Vicario Apostólico de Trípoli, Mons. Giovanni Innocenzo Martinelli (ver noticia anterior) – pero tiene una dimensión adicional según el catequista: «Todos podemos ser misioneros en Asia desde nuestros hogares, pero necesitamos actuar no como individuos, sino como una comunidad de fe, explicó. «Si nuestra nación tan sólo llevara al corazón todo lo que Jesús nos ha enseñado con un testimonio cristiano valiente, ese sería nuestro regalo para el mundo».

Con información de CBCP News.