martes, 26 de noviembre de 2024
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Nuestra Señora Aparecida

Redacción (Miércoles, 14-10-2015, Gaudium Press) Aparecida… Nombre que trae a la mente de todo brasileño el dulce recuerdo de la Santísima Virgen. Recuerdo de la demostración de amor y predilección de Ella por la tierra de la Santa Cruz.

Hace 298 años, tres pescadores lanzaban sus redes en el Río Paraíba, con la esperanza de coger peces y, así, atender al pedido hecho por la Cámara Municipal. Estupefactos, retiraron apenas un pequeño objeto, del cual notaron que faltaba una parte. Nuevamente lanzando las redes, recogieron de las aguas la parte que faltaba y percibieron que se trataba de una imagen de la Madre de Dios.

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Luego de la milagrosa pesca, la devoción se esparció con impresionante rapidez. Incontables milagros sucedieron desde entonces, de entre los cuales podemos citar la historia de un hombre sin fe y con odio de la Santa Religión que partió de Cuiabá con la intención de entrar a la iglesia montado en su caballo y derrumbar a la Virgen del altar que ocupaba. ¡Cuál no fue la sorpresa del malhechor cuando, al llegar a las escaleras del lugar, se vio impedido de avanzar, pues las patas del caballo quedaron presas en las piedras!

Entretanto, en el año 1978, la pequeña imagen fue objeto de una brutal profanación por un miembro de la religión protestante. Tomado de odio, el joven esperó que la atención de todos los que estaban en la Antigua Basílica se volviese a la Santa Misa, que estaba siendo celebrada en aquel momento, para solo entonces atacar el nicho donde se conservaba la imagen y agarrarla. En la tentativa de huir en posesión de ella, fue derrumbado por guardias de la Basílica. Se dio entonces el triste incidente: cayendo al piso, la imagen se partió en pedazos.

Después de un arduo trabajo de restauración, la imagen de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida fue nuevamente llevada a la Basílica para veneración de los fieles.

Justamente ese título «de la Concepción», tan olvidado por la mayoría de las personas, es que nos da un aspecto importante de la devoción. El profesor Plinio Corrêa de Oliveira, gran devoto de la Santísima Virgen, en una conferencia del 12 de octubre de 1970, afirmaba: «exactamente a partir de la aparición de esa imagen, un siglo entero antes de la definición dogmática, fue el Brasil colocado bajo el patrocinio de la Inmaculada Concepción. Eso indica un llamado especial de la Madre de Dios para nuestra Patria y es motivo de inmenso júbilo para todos los brasileños devotos de la Santísima Virgen».

Se ve en eso que Ella quiso, no solo mostrar su presencia junto a nosotros, sino también indicar que tiene designios especiales para el país. Además, es una señal de cómo debemos ser devotos más fervorosos de tan buena Madre, que quiso que el Brasil fuese consagrado a uno de sus mayores atributos. Es una reflexión apropiada para estos días, en que la Iglesia conmemora a la Virgen Aparecida, el pensar cómo hemos correspondido a tan pródiga demostración de afecto de Aquella que es la más perfecta de las criaturas, y pidamos la gracia de amarla siempre más.

Por Letícia Costa

 

 

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