Brasilia (Jueves, 29-10-2015, Gaudium Press) Ayer, en la Capilla de la Conferencia Naciona de Obispos del Brasil (CNBB), el Nuncio Apostólico del Brasil, Mons. Giovanni D’Aniello, presidió la celebración eucarística de apertura de la programación del segundo día de reunión del Consejo Permanente del organismo.
En la liturgia de este miércoles 28, Mons. D’Aniello recordó la memoria de San Simón y San Judas Tadeo, afirmando que la misión de la Iglesia es ser misionera como los apóstoles, llamados a «revolucionar el mundo».
Según el prelado, Nuestro Señor Jesucristo además de llamar, capacita a los elegidos para el servicio del anuncio del Evangelio, una vez que «nosotros obispos somos confirmadores de apóstoles. Por eso, dos cosas son necesarias, como enseña Jesús: silencio y oración. Es preciso parar durante el día para quedarnos a solas con Dios, en el silencio. Querer escucharlo y saber lo que El está esperando de mi».
Mons. D’Aniello advirtió a los participantes de la misa que las tareas cotidianas no pueden transformarse en motivo de excusa para no rezar, pues ni siempre «oración es acción», siendo que la relación con Dios solo sucede a través de la intimidad.
Al poner el ejemplo de Cristo, que descendió la montaña para ir al encuentro de las personas que necesitaban de su ayuda, el Nuncio Apostólico recordó que «precisamos, también, salir de los palacios, de las diócesis y parroquias para ir en busca del pueblo, ver a Cristo en el rostro de aquel que sufre. Pues, no es posible ir a los otros sin cargar la cruz de nuestra misión como obispos y discípulos de Jesús».
Al final de su homilía, ofreció oraciones por todos los obispos del Brasil, pidiendo que recen por él. (LMI)
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