Santiago (Jueves, 20-08-2009, Gaudium Press) Con motivo del aniversario de la muerte de San Alberto Hurtado, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Mons. Alejandro Goic Karmelic, dirigió un mensaje a los fieles presentes en el Santuario del Padre hurtado, durante la misa solemne celebrada el día 18 pasado.
En su mensaje el Obispo de Rancagua saludó fraternalmente a los asistentes, y comenzó su prédica recordando cuantas veces el Padre Hurtado reflexionó las lecturas proclamadas en el contexto político, social y religioso que le tocó vivir. Asimismo rememoró cuanta dificultad encontró el Padre Hurtado en sus pares debido a que no comprendían su vivencia de la caridad y promoción de la justicia social, que él entendía como una consecuencia indispensable del seguimiento de Cristo.
Monseñor Goic afirmó que el estudio de la encíclica Caritas in veritate, le recuerda en sus pasajes el pensamiento y los valores de San Alberto Hurtado, y que los escritos del Santo como el contenido de la encíclica papal, han motivado a la Iglesia en Chile a proponer iniciativas como el Ingreso Ético y la más reciente, el Consenso Básico Ético, que buscan lograr avances significativos en materia de justicia social y desarrollo para los hermanos más pobres.
Luego enfatizó que la civilización del amor se empieza a construir aquí y ahora, y recordó el lema del Mes de la Solidaridad: «comprometerse hace bien», invitando a los fieles a preguntarse «¿Cuánto y hasta dónde damos?, ¿cuánto y hasta donde nos damos a los demás?». Este compromiso -continúo- encuentra mayor impulso en el ejemplo de tantos hermanos y hermanas que experimentaron una maravillosa transformación en sus vidas desde el momento en que decidieron darse a otros con generosidad.
Asimismo señaló que «el compromiso solidario comienza en familia, desde el matrimonio solidario que se entrega por entero al mayor bien de sus hijos. Y se cultiva en el colegio, en un sistema educativo que lucha por reformarse y crecer, pero en el que persisten desigualdades que nos duelen en lo profundo. El compromiso solidario se juega en la vida laboral, porque el trabajo es obra de todos; en la convivencia diaria de la ciudad, del barrio; en la riqueza hermosa de las amistades que se cultivan y perduran».
Hacernos responsables de los que sufren
El Presidente de la CECh recalcó el sentido especial que encuentra la parábola del Samaritano en tiempos de campaña electoral, en donde las promesas abundan; pero cuestionó si realmente somos capaces de quedarnos una noche junto a los más «pobres de los pobres», y si somos capaces de curar sus heridas como lo hizo el Buen Samaritano.
«La solidaridad no se puede agotar en consignas de campañas, y tampoco puede convertirse en una suerte de ´turismo social` en que ocasionalmente estamos un rato junto a los pobres. El samaritano se conmovió a tal punto que después de curar al hermano y de hospedarlo, se quedó con él y se hizo responsable por su futuro. Él mismo se comprometió por su recuperación: ´Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver`», afirmó.
Al finalizar recordó que «no podemos olvidar que una solidaridad auténtica implica dos dimensiones: por una parte, el amor humano y la misericordia, la compasión y la ternura, en especial hacia los que más sufren; y por otra, la necesaria búsqueda de la transformación de las condiciones sociales, políticas y económicas, a través del ejercicio responsable de nuestros derechos y deberes ciudadanos. Porque, en palabras del apóstol Santiago, una fe sin obras es una fe muerta.»
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