Santiago (Martes, 10-11-2015, Gaudium Press) El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, recordó en declaraciones reproducidas por el diario chileno El Mercurio que la justificación para el delito de aborto en casos específicos es inaceptable y una «trampa para los ingenuos» y reafirmó el valor sagrado que tiene la vida para la doctrina católica.
Cardenal Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Foto: Diócesis de Ratisbona. |
«La vida del individuo es intocable. Los hombres no son propiedad del Estado y el Estado no tiene poder absoluto sobre ellos. Tiene que respetar la dignidad humana», subrayó el purpurado. El Cardenal alertó sobre la maniobra de permitir inicialmente algunos tipos de aborto como un camino hacia la despenalización total de la práctica. «En comparación con lo ocurrido en otros países, siempre esa es la puerta. Se habla de algunos casos especiales, pero la meta es distinta: es la apertura a todos los abortos», indicó.
El cardenal explicó que existen graves objeciones éticas a la argumentación ofrecida en Chile favor de la despenalización del aborto: «Los hombres no pueden condicionar el valor de los demás. ¿Tienen el derecho de decir que una vida tiene menos valor que otra? ¿Quién decide?», cuestionó. «Si se acepta eso, se abre la puerta a todas las arbitrariedades». En general, describió su desconfianza sobre las supuestas buenas intenciones de sus promotores: «No creo en estas palabras de algunos políticos, es una trampa para los ingenuos, que se dejan llevar en una falsa dirección».
De igual manera, el purpurado aseguró que la defensa de la vida no sólo es un derecho de los católicos sino que constituye un deber a causa de su fe. «No podemos decir, como católicos, o como hombres religiosos o que respetan la ley moral, que el Estado tiene el derecho de dejar matar a algunos seres humanos y a otros no. Si el Estado comete esta falta, no tenemos que seguir estas falsas ideas, tenemos que dar un contra testimonio por el respeto incondicional de todas las vidas».
El purpurado finalmente rechazó las propuestas de redefinición de la familia y alertó que los estados o los tribunales constitucionales no tienen poder para cambiar lo que es parte de la ley natural. «Los estados abusan de su autoridad cuando quieren definir los elementos básicos de la existencia humana. Un Parlamento no puede contravenir o rechazar el derecho a la vida», concluyó. Ante interrogantes como «qué es la vida, qué es la integridad de la persona, qué es el matrimonio», las respuestas «no dependen del Estado».
Con información de ACI.
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