Roma (Martes, 17-11-2015, Gaudium Press) San Luis Martin y Santa Celia Guerin, los padres de Santa Teresita, forman la primera pareja que sube a los altares en la misma ceremonia de canonización.
Pero ellos no son los únicos que llegaron juntos a la santidad. Y tampoco serán los últimos…
La próxima pareja a ser beatificada en una misma ceremonia puede ser formada por dos brasileros.
Hace algunos meses fue abierto el proceso de beatificación de los Siervos de Dios Jerónimo de Castro Abreu Magalhães y Celia Pedreira Abreu Magalhães.
Ellos eran ricos hacendados del Brasil, en el siglo XIX, en una época en que en el país todavía había esclavitud.
Paulo Vilotta, postulador de la causa de beatificación de Jerónimo y Celia afirma que «ellos trataban a los esclavos como personas que trabajaban para ellos. No importaba a la pareja tratarlos apenas como trabajadores, como empleados, sino que todos allí formaban una gran familia».
«La prueba de eso fue que después de promulgada la ley de liberación de los esclavos, ninguno de ellos quiso irse de la hacienda».
A decir verdad, en la Hacienda Santa Fe, que era la extensa propiedad de la pareja, la esclavitud ya había sido abolida hace mucho tiempo. Todos los que en ella trabajaban recibían salario.
Era Celia quien se ocupaba de dar catequesis a los esclavos y también a ayudarlos en sus necesidades. Y ella contó siempre con el esencial apoyo y la ayuda de su marido.
Jerónimo era un prestigioso ingeniero de Río de Janeiro. Él ofreció su talento para la realización de numerosas obras sociales de la Iglesia.
El Postulador de la causa de beatificación recuerda que Jerónimo «construyó casas y capillas para las parroquias de la zona en que vivía y nunca cobraba por su trabajo».
La pareja, enfatiza el postulador, «son dos figuras que se completan. Podemos considerarlos un modelo de vida individual y también como modelo de vida familiar»: ellos caminaron juntos en las vías de la santificación, auxiliándose mutuamente a tornarse «perfectos como el Padre es perfecto».
Jerónimo y Celia tuvieron 13 hijos. Cuatro de ellos murieron todavía recién-nacidos. Todos los demás nueve hijos entraron a la vida religiosa.
Celia también se tornó religiosa.
Después de la muerte de su marido, Celia vendió todos sus bienes colocando todo el producto de las ventas al servicio de los más necesitados.
Y, luego a continuación, entró en un convento.
Tanto Jerónimo cuanto Celia fallecieron con fama de santidad.
Todavía son muy recordados los ejemplos que ellos dejaron de caridad y bondad. Y se recuerda, también con frecuencia, la dedicación que tenían en la transmisión del Evangelio, tanto para los hijos como para los esclavos de su hacienda. (JSG)
De la Redacción de Gaudium Press, com informaciones de Rome Reports
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