Ciudad del Vaticano (Miércoles, 18-11-2015, Gaudium Press) Junto a miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para escuchar su catequesis de la Audiencia General, el Papa Francisco meditó sobre lo que significa una puerta santa, ante la cercanía del inicio del Jubileo de la Misericordia, el próximo 8 de diciembre.
«Hemos llegado a umbral del Jubileo, está cerca. Delante de nosotros se encuentra la puerta, pero no sólo la puerta santa, la otra: la gran puerta de la Misericordia de Dios – ¡y esta es una puerta hermosa! -, que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta es generosamente abierta, se necesita un poco de valentía de nuestra parte para cruzar el umbral. Cada uno de nosotros tiene dentro de sí cosas que pesan, ¿o no? Todos, ¿no? ¡Todos somos pecadores! Aprovechemos de este momento que se acerca y pasemos por el umbral de esta misericordia de Dios que nunca se cansa de perdonar, ¡jamás se cansa de esperarnos! Nos mira, está siempre junto a nosotros. ¡Animo! ¡Entremos por esta puerta!», invitó el Papa.
El Papa afirmó que así como las puertas de la misericordia divina están siempre abiertas a los hombres, así también deben estar las «puertas de nuestras iglesias, del amor de nuestras comunidades, de nuestras parroquias, de nuestras instituciones, de nuestras diócesis, deben estar abiertas, para que así, todos podamos salir a llevar esta misericordia de Dios. El Jubileo significa la grande puerta de la misericordia de Dios, pero también las pequeñas puertas de nuestras iglesias abiertas para dejar entrar al Señor».
Existe también una puerta insigne, que el Papa ha llamado la Puerta de Dios. «¿Quién es la puerta de Dios? ¡Fuerte! ¡Jesús! Él nos ilumina en todas las puertas de la vida, incluso aquella de nuestro nacimiento y de nuestra muerte. Él mismo ha afirmado: «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento» (Jn 10,9). Jesús es la puerta que nos hace entrar y salir. (…) Y si la puerta está cerrada, decimos: ‘¡Señor, abre la puerta!’. Jesús es la puerta y nos hace entrar y salir». Jesús es el Pastor que hace que el guardián abra la puerta cuando escucha su voz.
El guardián permite «entrar a todas las ovejas que el Pastor trae, todas, incluso aquellas perdidas en el bosque, que el buen Pastor ha ido a buscarlas. Las ovejas no los elige el guardián, no las elige el secretario parroquial o la secretaria de la parroquia – no, ¡no las elige, eh! – las ovejas son todas invitadas, son escogidas por el buen Pastor. El guardián – también él – obedece a la voz del Pastor. Entonces, podemos bien decir que nosotros debemos ser como este guardián».
El Papa concluyó su catequesis expresando que, así como al inicio del Jubileo de la Misericordia se abrirá la Puerta Santa, como símbolo de la misericordia de Dios que se derrama sobre todos, así también «haya una puerta en nuestro corazón para recibir todos el perdón de Dios o dar nuestro perdón y recibir a todos aquellos que tocan a nuestra puerta».
Con información de Radio Vaticano
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