Ciudad del Vaticano (Miércoles, 02-12-2015, Gaudium Press) En la primera audiencia general después de regresar de África, el Papa Francisco agradeció a Dios por «ese gran don suyo» que le permitió visitar tres países. El Pontífice también expresó su agradecimeinto a las autoridades civiles y eclesiásticas que hicieron posible ese viaje.
A Kenia, el Papa llevó «la palabra de esperanza de Jesús Resucitado: ‘Sean fuertes en la fe, no tengan miedo’ «; allí pudo constatar «la gran riqueza de aquel País: riqueza natural y espiritual, constituida por los recursos de la tierra, por las nuevas generaciones y por los valores que forman la sabiduría del pueblo».
La visita del Papa a Uganda «se realizó bajo el signo de los mártires de aquel país, después de 50 años de su histórica canonización, por parte del beato Pablo VI. Allí vio el testimoio de la caridad, «que he tocado con las manos en la Casa de Nalukolongo, y que ve comprometidas a tantas comunidades y asociaciones en el servicio a los más pobres, a los minusválidos, a los enfermos. Testimonio es aquel de los jóvenes que, a pesar de las dificultades, custodian el don de la esperanza y buscan vivir según el Evangelio y no según el mundo, yendo contracorriente. Testigos son los sacerdotes, los consagrados y las consagradas que renuevan día a día su «sí» total a Cristo y se dedican con alegría al servicio del pueblo santo de Dios. Y existe otro grupo de testigos, pero sobre esto hablaré después. Todo este multiforme testimonio, animado por el mismo Espíritu Santo, es levadura para la entera sociedad, como demuestra la obra eficaz cumplida en Uganda en la lucha al SIDA y en la acogida a los refugiados».
En República Centroafricana quiso abrir, en un gesto especial y «con una semana de anticipación, la primera Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia, como signo de fe y de esperanza por aquel pueblo, y simbólicamente por todas las poblaciones africanas, las más necesitadas de rescate y de consuelo. La invitación de Jesús a los discípulos: «Pasemos a la otra orilla» (Lc 8, 22), era el lema para Centroáfrica. «Pasar a la otra orilla» en sentido civil, significa dejar a las espaldas la guerra, las divisiones, la miseria y elegir la paz, la reconciliación, el desarrollo».
El Pontífice elogió también la gran labor misionera en estas naciones y la vida de insignes religiosas y religiosos que han dado su sangre para difundir el evangelio de Cristo y ayudar a los más necesitados.
Finalmente a los jóvenes y a todos los asistentes a la audiencia, el Papa invitó a anunciar a Jesús con la propia vida, y a volverse misioneros si se siente el llamado del Señor.
Con información de Radio Vaticana
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