Ciudad del Vaticano (Jueves, 03-12-2015, Gaudium Press) Poco antes de la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, en la mañana de este miércoles 2, el Papa Francisco bendijo la nueva «Capilla móvil» que será utilizada en el servicio pastoral de la «Misión Mariana del Rosario del Santuario de Pompeya», sur de Italia.
Fue la primera vez que un Papa bendijo el vehículo utilizado como medio de transporte para llevar a las diversas diócesis del mundo la imagen sagrada de la Virgen de Pompeya.
La Misión Mariana del Rosario nació en el año 1950 como un esfuerzo de evangelización basado en la más conocida y popular oración mariana: el santo Rosario de María.
Bartolo Longo
Al final de su camino de conversión Bartolo Longo descubrió en la divulgación del Rosario la esencia de su llamado. El es el fundador de la nueva Pompeya y del Santuario.
Fue la propia Virgen quien sugirió ese apostolado en su corazón.
Misión Mariana del Rosario
Propagar el Rosario significaba anunciar a Cristo.
Bortolo se hizo misionero entre los pequeños agricultores del Valle, y más tarde entre las numerosísimas multitudes de fieles que se dirigían al Santuario para venerar a la Virgen del Rosario.
Fue de su espíritu misionero que surgió la Nueva Pompeya, que realiza su misión acogiendo a los peregrinos de todas las partes del mundo y moviéndose en dirección a todos los corazones de la tierra.
Para realizar esta específica vocación, nace justamente la Misión Mariana del Rosario, hoy guiada por Mons. Francesco Paolo Soprano, ayudado por el Vice – Responsable, Padre Rosario Maria Franco Pepe, que junto al Arzobispo, Mons. Tommaso Caputo, estuvieron presentes ayer de mañana en la Plaza de San Pedro.
En Italia y en el exterior, la Misión Mariana del Rosario, siguiendo el carisma de la Iglesia de Pompeya, aproxima a millares de personas presentes en las comunidades parroquiales, en los hospitales, cuarteles, en las escuelas, en las fábricas, en los lugares de detención y, con una catequesis atenta y puntual, inspirada en el «Rosarium Virginis Mariae», indica un camino privilegiado para la salvación: la contemplación de los Misterios de Cristo, por medio de la mirada atenta de María, como experiencia individual y comunitaria de conversión, de caridad y de paz.
Las numerosas Misiones son realizadas durante el año en todo el territorio italiano. A lo largo de los años acabaron extendiéndose también para Australia, Estados Unidos, Canadá y Malta. (JSG)
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