Perú celebra la beatificación de sus tres primeros mártires

Chimbote (Lunes, 07-12-2015, Gaudium Press) En Perú están celebrando con inmensa alegría la beatificación de sus tres primeros mártires. Se trata de los misioneros franciscanos Fray Michael Tomaszek y Fray Zbigniew Strzalkowski, ambos de origen polaco, y el sacerdote diocesano oriundo de Italia, Padre Alessandro Dordi, quienes fueron asesinados en agosto de 1991 por el movimiento llamado Sendero Luminoso.

La ceremonia de beatificación ocurrió el pasado sábado 5 de diciembre en la ciudad de Chimbote, que presidió el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, fue concelebrada por los Obispos del Perú y cientos de sacerdotes, y contó con la participación de más de 25 mil personas, quienes desde tempranas horas se dieron cita en el estadio Centenario de la ciudad peruana.

Durante la homilía, el Cardenal Amato resaltó que el martirio de los tres misioneros «fue la representación de la caridad», ya que «la caridad persona a los asesinos y genera reconciliación».

La ceremonia de beatificación ocurrió a las 10:00 horas del sábado 5 de diciembre en el estadio Centenario de Chimbote / Foto: beatificacionchimbote.org.

En este sentido señaló que pese a que los tres provenían de países lejanos y hablaban idiomas diferentes, su lengua fue «sobre todo la de la caridad». «Su predicación, su comportamiento, su apostolado, su aceptación del martirio fueron lecciones de caridad. Porque la caridad vence al odio y aplaca la venganza», agregó el purpurado.

Continuando con la homilía, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos dijo que los mártires dejaron tres mensajes: «El primero es un mensaje de fe. Los mártires superaron las numerosas dificultades de su misión en tierra peruana gracias a una extraordinaria confianza en la providencia divina (…) les dio la serenidad para abandonarse en el plan de Dios (…) a pesar del concreto peligro de muerte (…) Un segundo mensaje es el de la caridad: Por amor se han hecho misioneros, impulsados por la influencia de anunciar a Cristo y de llevar a los pueblos la Buena Nueva del Evangelio»; y tercero, es el mensaje a la fidelidad de la vocación cristiana y misionera. «Los mártires eran asiduos a la oración, llevando con alegría una vida pobre y sencilla», subrayó.

Al concluir su discurso el purpurado italiano señaló que «los mártires nos invitan a afrontar también a nosotros el martirio del cansancio cotidiano», y oró pidiendo la mediación de los nuevos beatos para que ellos rueguen por la Iglesia en todo el mundo.

Inauguran plaza dedicada a los tres mártires

Además de presidir la ceremonia de beatificación de los tres misioneros franciscanos, el Cardenal Amato también bendijo la Plaza Buenos Aires en el distrito Nuevo Chimbote, donde fueron instalados tres bustos de los tres mártires del Perú.

Durante este evento, el purpurado destacó la gran bendición que tiene el pueblo peruano por contar con una plaza destinada al encuentro de los seres humanos y con el recuerdo de los misioneros mártires.

En otro momento, refiriéndose a la Encíclica «Laudato Si» del Papa Francisco, el Cardenal llamó para que el ser humano contribuya con el proyecto de paz, belleza y plenitud de Dios para el Planeta. Dijo que contar con «un lugar para el encuentro» fortalece la amistad y promueve también las relaciones humanas.

La comunidad de los franciscanos portan las reliquias de los nuevos beatos / Foto: beatificacionchimbote.org.

«El martirio es un regalo que Dios da a algunas personas»

El Cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, desde Roma, y a través del programa radial «Diálogo de Fe», señaló que para la Iglesia en Perú es motivo de gozo «saber que delante de Dios estos tres hermanos nuestros entregaron la vida por la fe y ese amor tan grande a la Iglesia».

En otro momento, el purpurado dijo que el martirio tiene un gran significado, ya que «es una gracia de Dios, un regalo que Dios da algunas personas».

«No es un acto de una persona que por su cuenta arriesga o hace cosas, sino que Dios pide entregar la vida por defensa de la fe, es una gracia muy especial. Creo yo que hoy ese martirio muchas veces está en ser fiel en lo de cada día, en el martirio de vivir nuestra identidad de católicos en la familia, en el trabajo y en el cumplimiento de la vida ordinaria. Es el martirio de morir poco a poco al pecado, a la violencia y a todo lo que supone maltratarnos unos a otros», subrayó.

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Con información de Zenit, Aleteia y Arzobispado de Lima.