Ciudad del Vaticano (Miércoles, 09-12-2015, Gaudium Press) En la Audiencia General de hoy -la primera del Jubileo de la Misericordia-, el Papa Francisco resaltó la importancia de la vivencia de la misericordia divina, aquel don que definió como «lo que más le gusta Dios».
El Papa propuso como intención para este Año Santo «sentir fuerte la alegría de haber sido encontrados por Jesús, que como Buen Pastor ha venido a buscarnos porque nos habíamos perdido… De esta manera fortaleceremos nuestra certeza de que la misericordia puede realmente contribuir a construir un mundo más humano. Especialmente en nuestro tiempo, en el que el perdón es un invitado poco común en los ámbitos de la vida humana, la llamada a la misericordia se hace más urgentie, y esto en todas partes: en la sociedad, las instituciones, en el trabajo, e incluso en la familia».
El Pontífice afirmó que el olvido de la misericordia tiene como raíz el amor propio, que se traduce en la búsqueda exclusiva del interés propio. »Las manifestaciones del amor propio, que hacen que la misericordia sea
extraña al mundo -concluyó- son muchos y muchas veces ni siquiera
seamos capaces de reconocerlas como límites y como pecado.Por eso es
necesario reconocer que somos pecadores, para fortalecer nuestra certeza
de misericordia divina», expresó el Papa.
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