Salto (Jueves, 10-12-2015, Gaudium Press) Mons. Pablo Galiberti, Obispo de Salto en Uruguay, ha dirigido un mensaje a los sacerdotes de su diócesis con ocasión del inicio el Jubileo Extraordinario de la Misericordia -que comenzó el pasado martes 8 de diciembre en la solemnidad de la Inmaculada Concepción-, llamándolos a estar disponibles para ofrecer la misericordia de Dios.
«El Jubileo extraordinario que iniciamos el 8 de diciembre (…) nos pide una generosa disponibilidad para celebrar la reconciliación y tiempo para escuchar, consolar y atender a quienes nos necesitan», escribe el prelado al recordar palabras del Papa Francisco cuando expresa que ve a la Iglesia «como un hospital de campaña después de una batalla».
Dice, entonces, que «se hace urgente aplicar a las heridas más graves el remedio de la misericordia, el único que sana y recupera la dignidad pisoteada».
el Obispo de Salto invita a los sacerdotes para que abran a los fieles las puertas del «Evangelio de la Misericordia» / Foto: Lawrence OP. |
En este sentido el Obispo de Salto invita a los sacerdotes para que abran a los fieles las puertas del «Evangelio de la Misericordia», llevando a ellos palabras, escuchándoles, alimentándoles las obras de misericordia, tanto corporales como espirituales.
«Que nos contagiemos todos con este espíritu y disponibilidad, para atender a lo más urgente que precisan nuestros fieles y ofrecer lo más hermoso del tesoro espiritual de la Iglesia: la Misericordia de Dios» agrega el prelado.
Al concluir la misiva, Mons. Galimberti también anima a los sacerdotes para que durante el Año Santo se intensifiquen las obras de misericordia y para que en cada templo parroquial se celebre con gran alegría los días patronales, así como cada primer viernes de mes y las fechas importantes del Jubileo.
Esta invitación del Obispo Uruguayo también hace eco al apelo que hizo el Papa Francisco en la Bula ‘Misericordiae Vultus’ con la que convocó el Año Santo de la Misericordia. En ella el Santo Padre dice: «nunca me cansaré de insistir en que los confesores sean un verdadero signo de la misericordia del Padre. Ser confesores no se improvisa. Se llega a serlo cuando, ante todo, nos hacemos nosotros penitentes en busca de perdón. Nunca nos olvidemos que ser confesores significa participar de la misma misión de Jesús y ser signo concreto de la continuidad de un amor divino que perdona y que salva».
«Cada confesor deberá acoger a los fieles como el padre en la parábola del hijo pródigo: un padre que corre al encuentro del hijo no obstante hubiese dilapidado sus bienes. Los confesores están llamados a abrazar ese hijo arrepentido que vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado (…) En fin, los confesores están llamados a ser siempre, en todas partes, en cada situación y a pesar de todo, el signo del primado de la misericordia», continúa el Papa.
En unión a este llamado, el Santo Padre también ha invitado para que durante el Jubileo, sobre todo durante el tiempo de Cuaresma, se incremente en las diócesis la iniciativa «24 horas para el Señor», para que más personas, especialmente los alejados, se acerquen al Sacramento de la Reconciliación.
«Muchas personas están volviendo a acercarse al sacramento de la Reconciliación y entre ellas muchos jóvenes, quienes en una experiencia semejante suelen reencontrar el camino para volver al Señor, para vivir un momento de intensa oración y redescubrir el sentido de la propia vida. De nuevo ponemos convencidos en el centro el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia. Será para cada penitente fuente de verdadera paz interior», escribe el Papa en la Bula de convocación del Año Santo.
Con información de la Conferencia Episcopal Uruguaya y vatican.va.
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