Redacción (Miércoles, 16-12-2015, Gaudium Press) Entre las tradiciones navideñas existe una que se vive con mayor intensidad en Colombia: La Novena de Aguinaldos o Novena de Navidad, cuya tradición viene de siglos atrás. La oración trascurre desde el 16 hasta el 24 de diciembre en torno al pesebre o representación del nacimiento junto con la familia y los amigos, siendo equivalente a las conocidas posadas mexicanas, que también se realizan nueve días antes de la celebración de la Natividad de Jesús (Ver noticia anterior)
La tradición nació en el siglo XVIII con fray Fernando de Jesús Larrea, sacerdote franciscano de origen ecuatoriano quien predicaba en Colombia. El presbítero, por solicitud de la fundadora del Colegio de la Enseñanza de Bogotá, Clemencia de Jesús Caicedo, escribió varias meditaciones sobre el acontecimiento de la encarnación del Hijo de Dios y su nacimiento.
Estas meditaciones se incluyeron en una novena que se publicó por primera vez en 1784 con la Imprenta Real de Santa Fe, por entonces capital del Nuevo Reino de Granada, siendo estrenada en la iglesia de San Francisco y en la capilla del Colegio del Pilar.
La Novena se reza alrededor del pesebre y con la participación de la familia y los amigos, dándoles un lugar especial a los niños quienes, muchas veces, dirigen las oraciones / Foto: Gaudium Press. |
Con el paso del tiempo, hacia el siglo XIX, la Madre María Ignacia, quien era religiosa de la Enseñanza y con gran destreza en la literatura y poesía, compone los conocidos «gozos», es decir las estrofas que se entonan en conjunto, que luego fueron agregados a la Novena de Aguinaldos.
Este novenario se reza alrededor del pesebre -que se ha realizado con antelación en espera al nacimiento de Jesús- y con la participación de la familia y los amigos, dándoles un lugar especial a los niños quienes, muchas veces, dirigen las oraciones. Al finalizar, se cantan villancicos y se comparte en la mesa con platos típicos de la Navidad, entre ellos los buñuelos y las natillas.
Durante los nueve días se reza la Oración para todos los días, las consideraciones para cada día, la Oración a la Santísima Virgen, la Oración a San José, se cantan los Gozos y se concluye con la Oración al Niño Jesús, éste última -una de las más hermosas y características de la novena- traducida del francés al español por la Madre María Ignacia. Así dice esta oración:
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad tan agobiada y doliente: «Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado». Llenos de confianza en Vos, ¡Oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Vos, ¡oh Niño omnipotente! Seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despachareis favorablemente nuestra súplica. Amén.
Pese al paso de los siglos, la tradición de orar con la Novena de Navidad ha permanecido, gracias a que ha pasado de generación en generación y manteniendo la esencia de su contenido. En los últimos años también se han realizado algunas modificaciones adaptadas a los tiempos en su terminología y en el lenguaje. También existen versiones dirigidas especialmente para los niños.
Esta tradición también se ha extendido a países como Ecuador y Venezuela.
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De la redacción de Gaudium Press.
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