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Wellington (Viernes, 18-12/2015, Gaudium Press) Los Obispos de Nueva Zelanda – sur de Oceanía- escribieron, en carta pastoral publicada por ocasión del inicio del Año Santo convocado por el Papa Francisco, que el Jubileo extraordinario de la Misericordia será una ocasión «de profunda renovación espiritual, de perdón sin límites y de servicio al prójimo, en particular, a las víctimas y necesitados».
Los prelados neozelandeses resaltan en su documento que «la misericordia nos habla de la verdadera naturaleza de Dios», tanto que, una vez experimentada a nivel personal, «todos deseamos ser más misericordiosos con los otros».
El poder de la misericordia es el bien
«Nuestro mundo muestra, a veces, un corazón empedernido: los pobres, las minorías, aquellos que no son congéneres a las normas sociales son vistos con aversión, o mismo, son oprimidos y despreciados», en cuanto que se difunde cada vez más «una cultura de la avidez que considera los individuos solamente como un obstáculo, y no seres humanos dignos de respeto y escucha», es lo que los prelados observan y lamentan en su Carta de pastores.
Los Obispos afirman que diferentemente de eso, «el poder de la misericordia es el poder del bien que brota de la fe, que proviene de Dios y nos guía».
Y es por eso que «la misericordia resuena profundamente en el corazón de los bautizados, pueblo de Dios».
Jubileo: ocasión de justicia
Los Obispos prosiguen en su Carta mostrando que el Año Santo «no es una experiencia sentimental», sino que dice respecto «a la justicia, al perdón, a la justa relación con Dios, con el otro y con la tierra».
Cuando este Año Santo es «bien vivido» él ofrece la ocasión de vivir una «experiencia práctica de retorno a la equidad, a la bondad, a la santidad que deriva de la alegría de hacer aquello que es justo a los ojos de Dios».
«Todo eso no es nuevo», resaltan los prelados, recordando que «debemos reconocer que, de vez en cuando, tenemos la necesidad de recordar eso para vivir nuestra vida en familia, en la escuela, en el trabajo, según la voluntad de Dios».
Deseo y deber
La misericordia es «deseo y deber» de cada fiel, a ser colocada en práctica con las debidas obras corporales y espirituales, a fin de que este Jubileo sea, «especialmente, un tiempo de conversión quiera individual, quiera comunitaria».
Ser misioneros del perdón
Después de hacer referencia al lema episcopal del Papa Francisco: «Miserando atque eligiendo», la Carta Pastoral exhorta a los fieles a vivir con alegría este «año de gracia». Y los obispos neozelandeses confían el Jubileo a la Virgen María, a fin de que, con su auxilio, todos sean «movidos por una renovada voluntad de ser misioneros del perdón, de la justicia y de la misericordia». (JSG)
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