Roma (Miércoles, 23-12-2015, Gaudium Press) Con el título de «Bajo la Espada del César» se desarrolló en Roma un congreso sobre la situación de los cristianos perseguidos en el mundo, en el que participaron dos prelados católicos orientales y varios testigos de primera mano de la dramática situación en varias regiones del mundo.
«Los cristianos de Medio Oriente han sido olvidados, abandonados e incluso traicionados por los países occidentales, denunció en el vento el Patriarca Ignatius Joseph III Yonan, quien dirige la Iglesia Católica Siriaca, según reportó Catholic World News. «Todo el Medio Oriente, sin excepción, está actualmente envuelto en una pesadilla que parece no tener fin y que socava la existencia misma de las minorías, en particular de los cristianos, en tierras conocidas como la cuna de nuestra fe y de las comunidades cristianas tempranas».
El Prof. Daniel Philpott de la Universidad de Notre Dame aclaró que las amenazas globales no provienen únicamente de grupos y regímenes extremistas islámicos. «Hay regímenes comunistas reinantes como China, Vietnam y Corea del Norte. Hay países sorpresivos como India, que en la imaginación popular es pluralista y pacífico. Hay democracias y semidemocracias como Pakistán, Indonesia, India, y Nigeria».
Una de las quejas recurrentes de los testimonios era el silencio de la comunidad internacional sobre las situaciones enfrentadas por los cristianos. La prof. Mary Ann Glendon de la Universidad de Harvard propuso una explicación a este fenómeno: «Las estrategias desarrollados por nuestros ancestros inmigrantes católicos en Estados unidos son ahora obstáculos a una robusta defensa de la libertad religiosa en casa y probablemente contribuyen a nuestro silencio sobre la persecución en el extranjero».
La Prof de Derecho indicó que los católicos americanos eligieron vivir su fe de manera privada para sobrevivir como minoría o se mimetizaron en medio de la sociedad para encajar en su entorno. «En términos materiales, eso funcionó muy bien para nuestros padres y abuelos», explicó, pero esta conducta «no es la forma de vida de quienes somos llamados cristianos. ¿Qué sucede con ser sal, luz y levadura?».
Con información de Catholic World News.
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