Villancicos: cantos de cuna para el Niño Dios

Redacción (Sábado, 26-12-2015, Gaudium Press) ¿Qué sería de la Navidad sin los Villancicos? Los cantos de cuna al Niño Dios -como también son conocidos-, alegran el alma, ambientan la preparación espiritual para el nacimiento del salvador y congregan a las familias, especialmente a los niños.

¿Cuál es el origen de esta tradición navideña?

Se dice que los primeros orígenes de los villancicos datan del siglo V cuando se componían cantos populares que hacían referencia al misterio de la Encarnación y estaban inspirados en la liturgia del tiempo de Navidad, utilizándose también para la evangelización y la transmisión de la Buena Nueva a los campesinos y aldeanos que no sabían leer.

El villancico más conocido es «Noche de Paz», cuyo título original es «Stille nacht, heilige yach», escrito por el sacerdote austriaco Joseph Mhor / Foto: Locus Amoenus.

Otra tradición dice que las primeras composiciones denominadas como villancicos surgieron hacia la segunda mitad del siglo XV, durante el Renacimiento, como una evolución natural de formas musicales populares más antiguas que se asemejaban también a las denominadas «cantigas», poesía cantada de la época medieval.

Justamente en este periodo surgen los villancicos en España, sobre todo en Castilla, a través de los cantos compuestos por estribillos o las conocidas «coplas» cuyo contenido no era necesariamente religiosos. Sólo fue tres siglos después cuando este género musical comenzó a utilizarse para que el pueblo meditase sobre la vida de Jesús.

La palabra villancicos es derivada del término «canción de villa», que refería a los cánticos populares. En inglés se les llama «carols» procediendo de la palabra francesa ‘caroler’, que significa «bailar haciendo ronda».

Se dice que el primer villancico de la historia es ‘Jesus refulsit omnium’ – «Jesús: luz de todas las naciones», que data del año 368 y es obra de San Hilario de Potiers. Este cántico habla del nacimiento de Cristo:

Jesus refulsit omnium
Pius redemptor gentium
Totum genus fidelium
Laudes celebret dramatum

Quem stella natum fulgida
Monstrat micans per authera
Magosque duxit praevia
Ipsius ad cunabula

Illi cadentes parvulum
Pannis adorant obsitum
Verum fatentur ut Deum
Munus ferendo mysticum.

Mientras tanto, el villancico más conocido es «Noche de Paz», cuyo título original es «Stille nacht, heilige yach», escrito por el sacerdote austriaco Joseph Mhor, quien compuso esta pieza musical para que fuese interpretada en guitarra cuando el órgano de su parroquia se vio estropeado.

Con información de Zenit y ACI.