sábado, 23 de noviembre de 2024
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En la fiesta de la Sagrada Familia, el Papa pidió a Jesús, María y José que traigan serenidad, alegría, justicia y paz

Ciudad del Vaticano (Lunes, 28-12-2015, Gaudium Press) Ayer, en el Ángelus de la Fiesta de la Sagrada Familia, el Papa Francisco recordó su asistencia al Encuentro Mundial de las Familias, realizado en Filadelfia, EE. UU., entre el 22 y el 27 de septiembre pasado. «Recuerdo el gran encuentro de Filadelfia, en septiembre pasado; las tantas familias que he encontrado en los viajes apostólicos, y las de todo el mundo. Quisiera saludarlas a todas con afecto y reconocimiento, en especial en este tiempo nuestro, en el que la familia está sometida a incomprensiones y dificultades de diversos tipos que la debilitan», dijo el Papa.

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El Papa -que fue recibido con el canto de un villancico entonado por niños desde la Plaza de San Pedro- afirmó que «del testimonio de la Sagrada Familia», cada núcleo familiar actual «puede aprender indicaciones preciosas para el estilo y las opciones de vida, y puede tomar fortaleza y sabiduría para el camino de cada día. La Virgen y San José enseñan a acoger a los hijos como don de Dios, a generarlos y educarlos cooperando de forma maravillosa con la obra del Creador y donando al mundo, en cada niño, una sonrisa nueva. Es en la familia unida que los hijos alcanzan la madurez de su existencia, viviendo la experiencia significativa y eficaz del amor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco, de la comprensión mutua, del perdón y de la alegría».

El Papa Francisco profundizó en el tema de la alegría cristiana vivida al interior de la familia. «La verdadera alegría que se experimenta en la familia no es algo casual y fortuito. Es una alegría que es fruto de la armonía profunda entre las personas, que hace saborear la belleza de estar juntos, de sostenernos mutuamente en el camino de la vida. Pero como cimiento de todo está la presencia de Dios, su amor acogedor, misericordioso y paciente hacia todos».

Si no está presente Dios, «si no se abre la puerta de la familia a la presencia de Dios y a su amor, la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos y se apaga la alegría. Sin embargo, la familia que vive la alegría de la fe, la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad».

El Papa concluyó su reflexión dominical pidiendo a Jesús, María y José que «bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, que Cristo naciendo ha traído como don para la humanidad».

Con información de Radio Vaticano

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