San Sebastián (Martes, 29-12-2015, Gaudium Press) Bajo el título de «Santos Inocentes» el Obispo de San Sebastián, España, Mons. José Ignacio Munilla, publicó una reflexión sobre la aceptación política del aborto en el país. El prelado denunció que por primera vez en la historia ningún representante del poder legislativo está abiertamente en contra del aborto, sin que el errado acuerdo en este y otros puntos sensibles contrarios a la Iglesia se traduzca en una mayor gobernabilidad. «Cuando la acción política deja de respetar la ley natural y ya no cree en ella, el concepto de bien común es sustituido por el de interés general», alertó el Obispo. «Aunque a simple vista pudieran parecer dos términos sinónimos, en realidad, existe un triple salto mortal entre el primero y el segundo».
Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián, España. Foto: Diócesis de San Sebastián. |
Bien común y comunión
El primer aspecto revelado por Mons. Munilla es que la sustitución del bien común está fundamentada en el relativismo. «Del bien común nadie puede quedar excluido: ni las minorías, ni los más débiles. La justicia es buena para todos: Lo que es verdaderamente bueno para mí, no puede ser malo para el otro; y lo que es malo para el otro, no puede ser bueno para mí», describió. «Sin embargo, cuando la política no parte de un concepto de justicia insertada en una ley natural, se limita a invocar el interés general», lo que conlleva en realidad a la lucha de los intereses particulares.
En esta lógica, quien «siempre tiene las de perder el más débil. En el caso que nos ocupa, la vida de los inocentes concebidos y no nacidos», explicó el prelado. «En la lógica de la ideología de género, el derecho de la mujer a decidir puede estar en contraposición con el derecho a la vida del nasciturus. Si negamos el bien común, sólo cabe el interés general; que obviamente, ya sabemos cuál es: el del más fuerte».
Esta explicación no sólo ilustra la definición de políticas contrarias a la vida, sino da cuenta de los motivos de una crisis de gobierno en la cual los diversos partidos comprometidos en la promoción de lo que el Obispo denomina el «pensamiento único» son incapaces de llegar a acuerdos sobre la administración pública. «Cuando no se cree en el bien común, es muy difícil procurar el interés general, por no decir que es imposible; ya que la lógica del poder termina por fagocitar la dinámica de la vida política», comentó.
Luchar por el respeto a la vida
Sin embargo, Mons. Munilla señaló que la lucha por la defensa de la sacralidad de la vida no se lleva a cabo sólo en el plano legislativo, sino que tiene lugar entre las personas que hacen conciencia de la realidad. «Cada vez que en España se reabre el debate social sobre el aborto, disminuye el número de abortos. Cuando deja de debatirse, aumentan», afirmó. «De lo cual se desprende que, a pesar de que en la legislatura que se inicia no quepa esperar iniciativa política alguna en favor de la defensa de la vida humana, es muy importante mantener encendido el debate social sobre el aborto».
El prelado llamó a los católicos a «iluminar las conciencias, frente a la tentación del pensamiento único», denunciando las contradicciones a las que da lugar y a trabajar de forma «muy directa y comprometida en la ayuda a las mujeres embarazadas en situaciones de riesgo». Esta acción es de particular importancia porque es una de la probables causas anónimas de la reducción del número de abortos en el país.
Finalmente, el prelado invitó, siguiendo las indicaciones del Papa Francisco en el Jubileo «a pasar por la puerta de la misericordia a cuantos se vieron implicados en el aborto. La oferta de este perdón no tiene nada que ver con una relativización del mal cometido, cuanto con la proclamación de la misericordia infinita de Dios, capaz de sanar y rehacer la historia de nuestra vida», concluyó. «De hecho, quienes experimentan esta misericordia, llegan a convertirse en testigos privilegiados de la dignidad de la vida humana».
Con información de Diócesis de San Sebastián.
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