Buenos Aires (Martes, 29-12-2015, Gaudium Press) Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en Argentina, reflexionó sobre el evangelio del pasado domingo, cuando la Iglesia conmemoró la fiesta de la Sagrada Familia. «La familia es la Iglesia doméstica donde se acuñan valores, compromisos, alegrías, tristezas; y que es muy importante», dijo.
Mons. Rubén Oscar Frassia |
«A veces experimentamos que hay familias rotas pero que igualmente tienen un núcleo. Hay familias que son sostenidas por la mamá; a veces, con más dificultad, por el papá; otras veces es la abuela quien lleva adelante el sentido de familia y raramente el hijo sostiene a la familia». Todos debemos participar a los otros de los dones recibidos por Dios. Pero es particularmente en la familia donde crecemos «humana y religiosamente».
El obispo recordó los cuentos que le narraba su padre en su infancia. «Él llegaba muy cansado después de todo un día de trabajo, pero yo era muy niño y le decía que me contara aquellos cuentos, y él me los contaba hasta que yo me dormía», dijo. «Hoy digo que esta práctica es muy importante, ya que la presencia del papá y de la mamá son muy significativas en los tiempos y en la vida de los hijos, y en especial cuando son pequeños», agregó.
El prelado expresó que tenemos que seguir creciendo, como lo hizo Jesús. «Siente frío, siente calor, siente sufrimientos, cansancio, hambre y sueño. ¿O nos olvidamos de cuando estaba en el Huerto de los Olivos, pidiéndole al Padre: ‘Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya’, y Jesús transpiraba gotas de sangre porque sabía perfectamente lo que iba a suceder».
«A nosotros también nos puede pasar que sintamos miedo, cansancio, fatigas y desánimos; y ¿cómo se contrarresta esto? Con humildad y oración, con oración y humildad», concluyó.
Con información de Aica
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