Río de Janeiro (Miércoles, 30-12-2016, Gaudium Press) El Arzobispo de Río de Janeiro, Cardenal Orani João Tempesta, escribió recientemente un artículo hablando acerca del año nuevo y la Maternidad Divina de María Santísima.
De acuerdo con el purpurado, «iniciamos el nuevo año civil con el Día Mundial de la Paz (49º), que contempla el tema: ‘¡Vence las indiferencias y conquista la paz!’ En ese mismo día, la solemnidad litúrgica que encierra la octava de la Navidad es la de ‘Santa María, Madre de Dios'».
«En tiempos de tantos ataques a nuestra Fe, en especial a María y a Jesús, esta celebración es el momento de reafirmar nuestra vida cristiana delante de tantas ofensas que hoy ocurren en nuestra sociedad dicha ‘cristiana’. Delante de todo eso, somos llamados aún más a profundizar nuestra Fe y pedir al Señor que la aumente y nos haga ponerla en práctica con la gracia de Dios», recuerda.
Mons. Orani afirma que ya en el primer día del año civil, la Iglesia Católica celebra con sus fieles la Solemnidad de la Virgen María, Madre de Dios, considerado un título mariano de gran importancia para todos los cristianos. «Nosotros nos colocaremos en la escuela de María, la discípula perfecta, la primera predicadora de la Divina Misericordia. En esta meditación, vemos el sentido del ‘sí’ de María, la apertura para Dios que la coloca en una disponibilidad abierta al horizonte de la Fe dirigido para lo ilimitado», dijo.
Además, prosigue, «en este día es la conclusión de la Octava de Navidad, día en el cual la Iglesia se vuelve para la Virgen que engendró en su seno y dio a luz el verdadero Dios hecho hombre».
«Llegó la plenitud de los tiempos y ‘Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer’, aquella misma que los pastores encontraron velando al ‘recién nacido acostado en el pesebre’. Somos gratos a la Virgen Santa y, contemplando a su Hijito, reconocemos en él al Dios perfecto y la proclamamos verdaderamente Madre de Dios: ‘¡Salve, oh Santa Madre de Dios! ¡Vos diste a luz al Rey que gobierna el cielo y la Tierra por los siglos eternos!’ – así canta la Iglesia hoy, saludando a la Toda Santa Virgen María. Nuestros hermanos orientales, de rito bizantino, en la Navidad, cantan: ‘Oh Cristo, ¿qué podemos ofreceros como don por haberos manifestado sobre la Tierra en nuestra humanidad? En efecto, cada una de vuestras criaturas expresa su acción de gracias, y a ti trae: los ángeles, su cántico; el cielo, una estrella; los magos, sus dones; los pastores, la admiración; la tierra, una gruta; el desierto, un pesebre; y nosotros, ¡una Virgen Madre!’ Es, pues, queridísimos hermanos, nuestro regalo al Salvador: la más bella flor de nuestra raza, el más bello miembro de la Iglesia, la Virgen María», expresa.
Según el Arzobispo de Río de Janeiro, «los evangelios, sobre todo el de San Juan, subrayan y testimonian la venida de Dios en carne humana», siendo que «el papel de María se resalta en las manos de San Lucas», y «para San Mateo, ella hace el enlace de ligación entre las dos alianzas».
«San Marcos, al subrayar la humanidad de Cristo, resalta su origen, su procedencia histórica. En todo esto, podemos leer indirectamente y de modo implícito el papel particular de María en el evento de la salvación, que después será confirmado en los siglos siguientes, cuando los obispos reunidos en Concilio declaran a María como la Madre del Verbo encarnado, la madre del Hijo de Dios, y por esto la Madre de Dios», agregó.
Mons. Orani resalta también que la Iglesia Católica recuerda en este tiempo la Maternidad Divina de Nuestra Señora y sus condiciones, cuando «ella ocurrió de modo virginal», una vez que «¡la Madre del Señor concibió virginalmente, virginalmente dio a luz y virgen permaneció para siempre!»
«Y, como prenda de que nuestras preces serán oídas, supliquemos a la Madre de Dios toda Santa, toda Misericordiosa: ‘A vuestra protección recurrimos, ¡oh Santa Madre de Dios! ¡Proteged a los pobres, ayudad a los débiles, consolad a los tristes, rogad por la Iglesia, proteged al clero, ayudadnos a todos, sé nuestra salvación! ¡Santa María, sois la Madre de los hombres, sois la Madre de Cristo que nos hizo hermanos! ¡Rogad por la Iglesia, por la humanidad y haced que, en fin, tengamos paz y salvación!'», concluyó. (LMI)
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