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Santa Fe de la Vera Cruz (Martes, 05-01-2015, Gaudium Press) Mons. José María Arancedo, Arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal argentina ha reflexionado sobre el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz 2016, que se conmemoró el pasado 1 de enero.
«Queremos la paz pero no siempre invertimos y trabajamos para ella. Parecería que la queremos como un don, como un regalo, y no como algo que debemos conquistar con nuestro trabajo, testimonio y compromiso», afirmó el arzobispo. «La verdadera paz no es una componenda política, eso dura poco. Ella se construye con los valores de la verdad y la justicia, el amor y la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad de todo hombre», subrayó.
En su alocución semanal, el prelado dijo que a pesar del gran cúmulo de informaciones que nos llegan, ello «no despierta en nosotros una actitud responsable y solidaria. Nos adormece con la información y terminamos siendo consumidores indiferentes de noticias».
Mons. Arancedo invitó a «invertir» en la paz: «La paz es un valor y un deseo de todos. Queremos la paz pero no siempre invertimos y trabajamos para ella. Parecería que la queremos como un don, como un regalo, y no como algo que debemos conquistar con nuestro trabajo, testimonio y compromiso. La verdadera paz no es una componenda política, eso dura poco. Ella se construye con los valores de la verdad y la justicia, el amor y la solidaridad, el respeto a la vida y a la dignidad de todo hombre», subrayó.
«Esto significa -explicó- que debemos interiorizar esos valores para que tengan una fuerza vinculante en nuestro actuar. Vivimos un mundo en que se repiten palabras pero que no encuentran, sobre todo a nivel de dirigencia, un compromiso con ellas que se convierta en estilo de vida, docencia y ejemplaridad».
«Diría que los valores que se predican deben convertirse en virtudes, hábitos de actuar que orienten y determinen el comportamiento moral de las personas y la sociedad. La paz necesita del esfuerzo y la conversión, debe ser conquistada, es una tarea de todos», sostuvo.
El Arzobispo invitó a preguntarnos si somos instrumentos de la paz de Dios.
Con información de Aica
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